SOLTAR, DEJAR IR...

"- Todo vale la pena. Porque somos quienes somos por aquello que hemos vivido.
Somos quienes somos por aquello que algunas otras personas dejaron en nosotros,
pero somos absolutamente quienes somos, gracias a aquello que hemos perdido,
gracias a eso que ya no están con nosotros.

- Es tan fácil darse cuenta cuando a uno no lo quieren:
basta con mirar al otro fijamente a los ojos.
¿Alcanza con verlo moverse en el mundo?
¿Es suficiente con preguntarle o preguntarme?
Si así fuera, ¿cómo se explica tanto desengaño?
¿Por qué la gente se defrauda tan seguido, si en realidad, es tan sencillo darse cuenta de cuánto les importamos o no les importamos a los que queremos?
¿Cómo puede asombrarnos el descubrimiento de la verdad del desamor?
¿Cómo pudimos pensarnos queridos, cuando en realidad, no lo fuimos?
Hay aquí algo para aprender:
"Nadie es más vulnerable a creerse algo falso que aquel que desea que la mentira sea cierta".

- Es mentira que tenemos que cargar con cada cosa que hemos querido y valorado;
y es mentira que debemos seguir adelante con todo lo de antes, con todo lo que ya no está.
Perdemos no solo a través de la muerte sino a través del abandono del cambio a través de seguir adelante.
Nuestras pérdidas incluyen también nuestras renuncias conscientes o inconscientes:
la perdida de los sueños románticos, la cancelación de nuestras esperanzas irrealizables, la perdida de las ilusiones de libertad, de poder, de seguridad y porque no, también la perdida de nuestra juventud.

Es imposible poder aceptar con una sonrisa todas las cosas, que lamentablemente son ciertas e ineludibles.
Hace falta aceptar la verdad que no queremos de asumir de una vez y para siempre.
Que nuestra madre va a dejarnos, y nosotros vamos a dejarla a ella.
Que el amor de nuestros padres nunca será exclusivamente para nosotros.
Que aquello que nos hiere no siempre puede ser remediado con besos.
Que esencialmente estamos aquí solos.
Que tendremos que aceptar el amor mezclado con el odio, con lo bueno y con lo malo.
Que alguna de nuestras elecciones está limitada por nuestra anatomía, que existen defectos y conflictos en todas las relaciones humanas.
Que no importa cuán listos seamos, a veces nos toca perder.
Habrá que aceptar que somos irremediablemente incapaces de ofrecer a nuestros seres queridos o a nosotros mismos la protección contra todo peligro, contra todo dolor, contra el tiempo perdido, contra la vejez o contra la muerte.

- Muchas veces la vida está relacionada con soltar lo que alguna vez nos salvó, soltar las cosas a las cuales nos aferramos intensamente creyendo que tenerlas es lo que nos va a seguir salvando de la caída.




- Imagínate que vas por una selva. Te encuentras un río y debes seguir tu camino. El río es muy profundo, no lo puedes cruzar caminando, no hay un puente, ni un barco, ni un botero, ni un vado. Entonces, durante días y días, durante semanas o meses, te dedicas a construir un bote, un bote que te permita cruzar el río. Y lo haces. Y estás contento contigo al otro lado del río porque construiste tu bote que te permitió seguir. Y piensas: "quizás haya otro río", "quizás pueda evitarme el trabajo de seguir construyendo otros botes", "debo llevar el bote conmigo". Y entonces, intento avanzar por la selva cargando con él, pero es tan difícil, es tan complicado... Tropiezo con cada rama, me llevo por delante cada liana... Es imposible, pero persisto. No quiero dejar este bote después de todo, ha sido tan útil para mí. Y sin embargo, esto, que un día me salvó, este bote que un día representó la posibilidad de seguir, hoy es mi mayor impedimento.
Ser un adulto significará aceptar que soy capaz de hacerlo, una vez más. Significará dejar atrás aquello que hoy no me sirve, aquello que alguna vez me sirvió pero que hoy no tiene sentido en este camino. Y apostar, a que si hay un nuevo río, seré hoy más sabio para construir un nuevo bote.

- No hay perdida que no implique una ganancia, un crecimiento personal, porque lo que sigue, después de haber llorado cada perdida, después de haber elaborado el duelo de cada ausencia, después de habernos animado a soltar.
Es el encuentro con uno mismo enriquecido con aquello que hoy no tengo pero pasó por mi y también por la experiencia vivida en el proceso.

- Me dirás, es horrible pensar que la muerte de un ser querido significa una ganancia para mí. Yo entiendo. Podría dejar fuera de esta conversación la pérdida de un ser querido, podría ponerla en el casillero de las excepciones, pero no creo que lo sea. En todo caso, la muerte de un ser querido es un hecho inevitable en nuestras vidas, y el crecimiento que de ello deviene, también. No estamos entrenados a pensar que no debemos sufrir.
Hemos sido educados por nuestros amorosos padres para convencernos de que sufrir es algo dañoso, que sufrir nos puede destruir, que el dolor puede aniquilarnos. Pero el dolor es tan saludable en nuestras vidas como lo es la tristeza.
El dolor es tan constructivo como puede ser cualquier alerta de que algo se ha desacomodado. Es importante no transformar el dolor en sufrimiento.
El dolor es el paso por un lugar no deseado; el sufrimiento es armar una carpa y quedarse a vivir en ese lugar indeseable.
El duelo es el pasaporte que nos saca del sufrimiento y que permite que el dolor pase.

- Pero es imposible dejar de desear y también es imposible poseer infinitamente y para siempre todo lo que deseamos.
No somos omnipotentes, ninguno de nosotros puede ni podrá jamás tener todo lo que desea. ¿Existe la solución?

- Yo creo que existe. Y creo que está a la mano para cualquiera.
La posibilidad es aprender a entrar y salir del deseo, es desarrollar la capacidad de desear sin quedarse pegado a ese deseo, sin agarrarle como se agarra un alpinista a la soga que cree que le va a salvar la vida.

Aprender es, sobre todo, aprender a soltar: soltar herramientas que ya no necesito, soltar personas que ya he perdido, soltar situaciones que se transforman, soltar vínculos que cambian, soltar etapas de la propia vida que han quedado atrás, soltar los momentos que se han terminado... Y cada uno de ellos ha sido una perdida que hay que devorar, han sido etapas de mi vida que han pasado, y es mi responsabilidad enriquecerme al despedirlas.


"Gran maestro -dijo el discípulo- he venido desde muy lejos para aprender de ti. Durante años he estudiado con todos los iluminados y gurús del país y todos han dejado mucha sabiduría en mí. Ahora creo que tú eres el único que puede completar mi búsqueda. Enséñame, maestro, lo que me falta saber.

Baduín el sabio, siempre sereno, le dijo que tendría mucho gusto en mostrarle todo lo que sabía, pero antes de empezar iban a beber un té. El alumno, agradecido, se sentó junto al maestro. Baduín trajo una tetera y dos tazas de té, ya llenas. Alcanzó una de ellas al alumno y tomó la otra. Antes de que el discípulo empezara a beber, Baduín empezó a volcar más té en la taza llena del alumno. El líquido no tardó en derramarse al plato, y del plato a la alfombra. "¡Maestro, maestro, por favor deja de echar el té sobre mi taza!", dijo el alumno. Baduín parecía no escucharlo. Luego, lo miró a los ojos y le dijo: "hasta que no seas capaz de vaciar tu taza, ni yo ni nadie podremos poner más conocimiento en ella".

- Hay que vaciarse para poder llenarse. Una taza, dice Krishnamurti, solo sirve cuando está vacía. No sirve una taza llena: no hay nada que se pueda agregar en ella.

- Esta es tu vida. Vas a tener que deshacerte del contenido de tus tazas llenas si quieres llenarla otra vez. Tu vida se enriquece cada vez que llenas una taza, pero también se enriquece cada vez que la vacías, porque cada vez que vacías tu taza estas abriendo la posibilidad de llenarla de un contenido nuevo. Y una de las tazas que más me cuesta vaciar, y que seguramente más te cuesta vaciar a ti, es la imagen que tenemos del mundo, porque queremos atenernos a que el mundo siga siendo como nosotros lo vimos, porque no queremos aceptar que el mundo cambia, no queremos aceptar que el mundo no es como yo quiero que sea y que esto implica un duelo. Si me animo a soltar el contenido de la taza de un sueño, quizás, pueda encontrarme en la mejor ruta para descubrir la verdad.




En el poema: "Transferencia" De: Hamlet Lima Quintana, 
Dice:

"Después de todo, la muerte es una gran farsante.
La muerte miente cuando anuncia que se robará la vida,
como si se pudiera cortar la primavera,
porque al final de cuentas la muerte solo puede robarnos el tiempo,
las oportunidades de sonreír, de comer una manzana,
de decir algún discurso, de pisar el suelo que se ama,
de encender el amor de cada día,
de dar la mano, de tocar la guitarra,
de transitar la esperanza, solo nos cambia los espacios,
los lugares donde extender el cuerpo,
bailar bajo la luna, o cruzar a nado un río,
habitar una cama, llegar a otra vereda,
sentarse en una rama,
descolgarse cantando de todas las ventanas.
Eso puede hacer la muerte, pero robar la vida,
robar la vida no puede.
No puede concretar esa farsa porque la vida,
la vida es una antorcha que va de mano en mano,
de hombre a hombre, de semilla en semilla,
una transferencia que no tiene regreso,
un infinito viaje hacia el futuro,
como una luz que aparta, irremediablemente, las tinieblas."





- Claro que cuesta trabajo soltar aquello que no tengo, claro que es trabajoso poder desligarse y empezar a pensar en lo que sigue. Por supuesto, es el peor de los desafíos que implica ser un adulto sano y, sin embargo, no hay otro camino. Este es el coraje, esta es la fortaleza de la madurez, saber que puedo afrontar lo que me pase, que inclusive puedo afrontar la idea de que alguna vez, alguna vez, yo mismo, no voy a estar.
Quizás pueda, por el camino de entender lo transitorio de todos mis vínculos, aceptar también algunas de las cosas que son más difíciles de aceptar; que no soy infinito, que hay un tiempo para mi paso por este lugar y por este espacio. Y sobre todo, que debo hacer hoy las cosas que voy dejando de lado.

Creo que lo que más nos duele cuando un ser querido se muere es aquello que no le dijimos, es aquello que no le acercamos, es aquello que no nos dijo. Son esas cosas pendientes las que nos duelen con la muerte de aquellos queridos. Bueno sería a empezar a darnos cuenta que este es el momento, quizás mañana no estés, quizás mañana yo no esté. Hoy es el día de llamarte para decirte lo que siento.

- La muerte de un ser querido, cualquiera que sea el vínculo, es la experiencia más dolorosa que pueda pasar una persona. Toda la vida, en su conjunto, duele. Nos duele el cuerpo, nos duele la identidad y el pensamiento, nos duele la sociedad y nuestra relación con ella, nos duele el dolor de la familia y los amigos. Nos duele el corazón y el alma, duele el pasado, duele el presente, y especialmente, duele el futuro.


Y la única manera es transitar ese dolor."

De: Jorge Bucay


AUTORECHAZO


Estaba allí desde el primer momento,
en la adrenalina que circulaba por las venas de tus padres
cuando hacían el amor para concebirte,
y después en el fluido 
que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón 
cuando todavía eras sólo un parásito. 

Llegué a ti antes de que pudieras hablar, 
antes aun de que pudieras entender algo 
de lo que los otros te hablaban. 

Estaba ya, cuando torpemente 
intentabas tus primeros pasos 
ante la mirada burlona y divertida de todos. 
Cuando estabas desprotegido y expuesto, 
cuando eras vulnerable y necesitado.

Aparecí en tu vida
de la mano del pensamiento mágico,
me acompañaban…
las supersticiones y los conjuros,
los fetiches y los amuletos…
las buenas formas, las costumbres y la tradición…
tus maestros, tus hermanos y tus amigos…
Antes de que supieras que yo existía,
yo dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.

Yo te traje tus sentimientos de vergüenza,
te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso,
de feo,
de estúpido,
de desagradable.

Yo te colgué la etiqueta de “diferente”
cuando te dije por primera vez al oído
que algo no andaba del todo bien contigo.


Existo desde antes de la conciencia,
desde antes de la culpa,
desde antes de la moralidad,
desde los principios del tiempo,
desde que Adán se avergonzó de su cuerpo
al notar que estaba desnudo…
y lo cubrió.

Soy el invitado no querido,
el visitante no deseado,
y sin embargo
soy el primero en llegar y el último en irme.

Me he vuelto poderoso con el tiempo,
escuchando los consejos de tus padres sobre cómo
triunfar en la vida.

Observando los preceptos de tu religión,
que te dicen qué hacer y qué no hacer
para poder ser aceptado por Dios en su seno.

Sufriendo las bromas crueles
de tus compañeros de colegio,
cuando se reían de tus dificultades.

Soportando las humillaciones de tus superiores.
Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo
y comparándola después con las de los “exitosos”
que se muestran por televisión.

Y ahora, por fin.
poderoso como soy
y por el simple hecho
de ser mujer,
de ser negro,
de ser judío,
de ser homosexual,
de ser oriental,
de ser discapacitado,
de ser alto, petiso, o gordo…
puedo transformarte…
en un tacho de basura,
en escoria,
en un chivo expiatorio,
en el responsable universal,
en un maldito
bastardo
desechable.


Generaciones y generaciones de hombres y mujeres
me apoyan.
No puedes librarte de mí.

La pena que causo es tan insostenible
que para soportarme,
deberás pasarme a tus hijos,
para que ellos me pasen a los suyos,
por los siglos de los siglos.

Para ayudarte a ti y a tu descendencia,
me disfrazaré de perfeccionismo,
de altos ideales,
de autocrítica,
de patriotismo,
de moralidad,
de buenas costumbres,
de autocontrol.

La pena que te causo es tan intensa
que querrás negarme
y para eso
intentarás esconderme detrás de tus personajes,
detrás de las drogas,
detrás de tu lucha por el dinero,
detrás de tus neurosis
detrás de tu sexualidad indiscriminada.

Pero no importa lo que hagas,
no importa adónde vayas,
yo estaré allí
siempre allí.
Porque viajo contigo
día y noche
sin descanso,
sin límites.

Yo soy la causa principal de la dependencia,
de la posesividad,
del esfuerzo,
de la inmoralidad,
del miedo,
de la violencia,
del crimen,
de la locura.

Yo te enseñé el miedo a ser rechazado,
y condicioné tu existencia a ese miedo.
De mí dependes para seguir siendo
esa persona buscada, deseada,
aplaudida, gentil y agradable
que hoy muestras a los otros.

De mí dependes
porque yo soy el baúl en el que escondiste
aquellas cosas más desagradables,
más ridículas,
menos deseables de ti mismo.

Gracias a mí,
has aprendido a conformarte
con lo que la vida te da,
porque después de todo,
cualquier cosa que vivas será siempre más
de lo que crees que mereces.
¿Has adivinado, verdad?


Soy: El sentimiento de rechazo que sientes por ti mismo.

Recuerda nuestra historia…
Todo empezó aquel día gris
en que dejaste de decir orgulloso:

¡YO SOY!

y entre avergonzado y temeroso, 
bajaste la cabeza y cambiaste tus palabras y actitudes 
por un pensamiento:

Yo debería ser.



Del libro "Déjame que te cuente"
De: Jorge Bucay



EL ÁNGEL DE LA MUERTE


Esta narración comienza en una taberna de Bagdad, donde un discípulo de un maestro sufí se encuentra con el ángel de la muerte, que estaba visitando a quienes tenía destinado llevarse con él.

Temiendo ser uno de la lista, el joven decidió abandonar Bagdad e iniciar una larga travesía tratando de alejarse lo suficiente como para evitar encontrarse con él, antes de que venciera el plazo de su permanencia en la tierra.

Cabalgó muchas días, y al llegar a Samarkanda buscó una cueva para ocultarse y permanecer las tres semanas que necesitaba para eludir el fatal encuentro.

En su precario escondite se vio obligado a padecer frío, hambre y sed, avatares que soportó con estoicismo para lograr su objetivo de huir de la muerte.

Una vez pasadas dos semanas, decidió abandonar ese refugio para estar bien seguro de evitar el encuentro, y buscar otro en algún lugar aún más inaccesible que desalentara cualquier intento de persecución.

Durante tres largos días recorrió extensos valles, atravesó ríos e intrincadas selvas y escaló escarpadas montañas hasta que finalmente, en un lugar remoto, casi en la cima de una montaña y al borde de un precipicio, encontró una hendidura disimulada en la piedra que consideró el escondite ideal.

Se acomodó como pudo en el pequeño agujero, contento de haberle casi ganado la batalla al ángel de la muerte, cuando sólo faltaban escasas horas para que se cumpliera el plazo de su permanencia en la tierra.

Ningún ser humano había incursionado alguna vez por esos lugares tan inhóspitos, ni escalado hasta tan elevadas alturas, pero sentía que había valido la pena, porque estaba casi seguro de haber conseguido burlar al destino.

Cansado de su larga travesía y mientras aguardaba que pasaran los minutos, no pudo resistir el sueño y se quedó dormido profundamente.

Pero el peso de su cuerpo, casi al borde del precipicio, fue produciendo lentamente una profunda grieta en la húmeda tierra sobre la que reposaba y al poco tiempo, no pudo evitar desbarrancarse desde semejante altura hasta caer pesadamente al borde de un arroyo, mil metros más abajo, justo a los pies del ángel de la muerte que parecía haberlo estado esperando.

Habían sido inútiles todos sus esfuerzos y privaciones para eludir su destino, porque la muerte parecía haber contado con todos los recursos para hacer prevalecer sus deseos.


Este cuento nos muestra la inutilidad de los esfuerzos para desviar el curso del destino, que si bien no está escrito, cada uno de nosotros lo va cumpliendo con aciertos y errores, con inteligencia e ignorancia, y con virtudes y debilidades; y que una vez que llega el desenlace final, ya no podrá ser admitida ninguna enmienda; y fatalmente, cualquier cosa que se haga para engañar al destino sólo servirá para provocar su cumplimiento.

Cada una de nuestras acciones que nosotros calificamos como buenas o malas produce inevitablemente una huella en nuestra existencia, una reacción de todas nuestras acciones, que resultan imposibles de borrar ni revertir; y que se sumará o restará al balance total y producirá un resultado final, que será nuestro destino fijado.

Porque somos nosotros los dueños de nuestro destino, que vamos eligiendo paso a paso, y sólo depende de nosotros el camino que seguimos.

( Cuento sufí )



UN AMIGO DE VERDAD


Una encuesta reciente reveló que aunque en la actualidad la gente socializa más, el número de amigos íntimos ha disminuido.

¿Qué busca usted en un amigo? ¿Cómo puede ser un buen amigo? ¿Qué se necesita para que una amistad dure?

Demuestre que realmente se interesa por los demás

La amistad exige dedicación. En otras palabras, el buen amigo es el que se preocupa de verdad por uno. Pero el sentimiento debe ser mutuo; se requiere esfuerzo y sacrificio de las dos partes. Aun así, vale la pena. Pregúntese: “¿Estoy dispuesto a dar de mí, de mi tiempo y de mis recursos a mis amigos?”. 

Recuerde que para conseguir un buen amigo, primero hay que ser un buen amigo


¿QUÉ BUSCA LA GENTE EN UN AMIGO?

Opiniones:

.-“La amistad es como cultivar un hermoso jardín: exige mucho tiempo y cuidados. Primero, uno tiene que querer ser un buen amigo, ser generoso al mostrar cariño e interés en los demás y estar dispuesto a sacrificarse siempre que nos necesiten”.

.-“La sociedad en la que vivimos te empuja a pensar solo en ti mismo y a no preocuparte por los que te rodean. Por eso, significa mucho el que alguien se interese por ti sin esperar nada a cambio”.

.-Si estamos dispuestos a ayudar a nuestros amigos desinteresadamente, lo natural es que ellos se sientan atraídos a nosotros.

Aprender a comunicarse mejor

Una amistad no puede crecer si no hay comunicación. Hable con su amigo sobre las cosas que les gustan a ambos. Escúchelo, respete sus opiniones y, siempre que sea posible, felicítelo y dele ánimo.

Habrá ocasiones en las que su amigo necesitará consejo o incluso que le llamen la atención, lo cual no es fácil. Sin embargo, un amigo de verdad tiene el valor de señalar las faltas cuando son graves y de aconsejar con cariño.


UN AMIGO

Opiniones:

.-“Un amigo verdadero expresa sus opiniones con franqueza y no se enfada si la otra persona no piensa igual que él”.

.-“Los amigos que más valoro son aquellos que están dispuestos a pasar tiempo conmigo y a escucharme, especialmente cuando tengo problemas”.

.- “Los mejores amigos son los que te dicen la verdad —incluso cuando saben que te va a doler— porque quieren lo mejor para ti”.

Cuando alguien no deja de hablar, da la impresión de que sus opiniones son más importantes que las de los demás. Por eso, cuando su amigo quiera expresarle lo que piensa o le preocupa, préstele atención. Recuerde: escuchar es uno de los mejores regalos que podemos darle a un amigo. ¡Ah! Y no se ofenda si lo que le dice lo hace sentir mal. 

Sea realista

Mientras más nos acercamos a una persona, más visibles son sus defectos. Nuestros amigos no son perfectos, pero nosotros tampoco. No exija perfección de ellos. Más bien, valore sus virtudes y pase por alto sus pequeños errores.


¿Que se busca en un amigo?

Opiniones:

.- “A menudo esperamos que las otras personas den más de lo que nosotros podemos dar. Si reconocemos nuestros errores y que necesitamos que nos perdonen, estaremos más dispuestos a perdonar a los demás”.

.-“Tenemos que entender que nuestros amigos van a cometer errores. Por eso, cuando surjan problemas, hay que hacer todo lo posible por resolverlos y olvidar lo que ha sucedido”.

Hay que recordar que todos tropezamos muchas veces y que hay estar dispuesto a perdonar.

Reconocer esta sencilla verdad nos ayudará a ser comprensivos con nuestros amigos. Así podremos pasar por alto los defectos que nos molestan de ellos y errores que no son tan importantes.

Amplíe su círculo de amistades

Es cierto que hay que tener cuidado al elegir a los amigos y que tengan ciertos valores, pero eso no quiere decir que solo debamos hacer amistad con personas de determinada edad o educación. Si nos interesamos por gente de distintas edades, orígenes y nacionalidades, nuestra vida se enriquecerá.

Ampliar el círculo de amistades da la oportunidad de madurar y de aprender a convivir con personas de diferentes edades, lugares y de círculos sociales diferentes.

Nos hace ser más sociables y más adaptables. 

Recordemos que el saber compartir es la clave de un buen crecimiento personal.

(jv.org.)