Con la meditación y la reflexión profundizamos en nuestra identidad espiritual, aprendiendo a liberar una energía positiva que se manifiesta en las cualidades del amor, la felicidad, la paz, la sabiduría y el equilibrio.
Cuando somos más conscientes de cómo pensamos y sentimos, reconocemos los rasgos más positivos y más hermosos de nuestra personalidad, pero también somos conscientes de los hábitos negativos que hemos creado, y que se manifiestan en forma de miedos, rencor, prejuicios, adiciones...
El primer paso, y uno de los más importantes para transformar esos rasgos negativos de la personalidad, es reconocerlos, y a partir de ahí, tomar la firme determinación de querer transformar esa parte más oscura de nuestro ser.
Por Inés Estela
Por Inés Estela
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