EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Viktor Emil Frankl, (26 de marzo de 1905, en Viena, Austria - 2 de septiembre de 1997, en Viena) fue un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro "El hombre en busca de sentido".



*El tema central del existencialismo: "Vivir es sufrir; sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento. Si la vida tiene algún objeto, éste no puede ser otro que el de sufrir y morir.
Pero nadie puede decirle a nadie en qué consiste esta entidad: cada uno debe hallarlo por si mismo y aceptar la responsabilidad que su respuesta le dicta. Si triunfa en el empeño, seguirá desarrollándose a pesar de todas la indignidades.

*Dice Nietzsches: "Quien tiene un porque para vivir, encontrará casi siempre el cómo".
Lo único que te puede quedar en momentos extremos es: "La última de las libertades humanas" la capacidad de "elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias".
En hombres normales, pero algunos de ellos al elegir ser "dignos de su sufrimiento" atestiguan la capacidad humana para elevarse por encima de su aparente destino.
Como dice Lessing: "Hay cosas que deben haceros perder la razón, o entonces es que no tenéis ninguna razón que perder".

*Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal. (Viktor Frankl en los campos de concentración). La apatía, conduce a la muerte emocional. 

*El amor es la meta última y la más alta a que puede aspirar el hombre. "La salvación del hombre está en el amor y a través del amor".
"El amor transciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su yo intimo".
"Ponme como sello sobre tu corazón... pues fuerte es el amor como la muerte" (Cantar de los Cantares 8:6)

*El sufrimiento del hombre actúa de modo similar a como lo hace el gas en el vacío de una cámara: ésta se llenará por completo y por igual cualquiera que sea su capacidad. Análogamente, el sufrimiento ocupa toda el alma y todo la conciencia del tanto si el sufrimiento es mucho como si es poco. Por consiguiente el "tamaño" del sufrimiento humano es absolutamente relativo, de lo que se deduce que la cosa más nimia. 

*El carácter del hombre quedaba absorbido hasta el extremo de verse envuelto en un torbellino mental que ponía en duda y amenazaba toda la escala de valores que entonces había mantenido. Influido por un entorno que no reconocía el valor de la vida y la dignidad humana, que había desposeído al hombre de su voluntad y la había convertido en objeto de exterminio (no sin utilizarle antes al máximo y extraerle hasta el último gramo de sus recursos físicos) el yo personal acababa perdiendo sus principios morales. Si, en último esfuerzo por mantener la propia estima no luchaba contra ello, terminaba por perder el sentimiento de su propia individualidad, de ser pensante, con una libertad interior y un valor personal.


*LIBERTAD INTERIOR

Se podría sacar la impresión de que el ser humano es alguien completo e inevitablemente influido por su entorno y (entendiéndose por entorno el ambiente que le rodea) ¿no hay una libertad espiritual con respecto a la conducta y a la reacción ante un entorno dado?, ¿es cierta la teoría que nos enseña que el hombre no es más que el producto de muchos factores ambientales, condicionantes, sean de naturaleza biológica, psicológica o sociales? ¿el hombre es solo un producto accidental de dichos factores? o ¿el hombre no puede escapar a la influencia de lo que le rodea? ¿es que frente a tales circunstancias no tiene posibilidad de elección?

El hombre tiene poder de elección. Se puede vencerse la apatía, eliminarse la irritabilidad. El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física.

["Al hombre puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de las libertades humanas. -La elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino"]

-La libertad intima, nunca se pierde. "Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito".

Una vida activa sirve a la intencionalidad de dar al hombre una oportunidad para comprender sus méritos en la labor creativa, mientras que una vida pasiva de simple goce le ofrece la oportunidad de obtener la plenitud experimentando la belleza, la naturaleza.

Pero también es positiva la vida que está casi vacía tanto de creación como de gozo y que admite una sola posibilidad de conducta; a saber, la actitud del hombre hacia su existencia de goce; todos los aspectos de la vida son igualmente significativos, de modo que el sufrimiento tiene que serlo también. El sufrimiento es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden apartarse el destino o la muerte. Sin todos ellos "la vida no es completa".

Refiriéndose a lo que vivió en el campo de concentración, dice: ¿Tiene algún sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes? Si carece de sentido, entonces tampoco lo tiene sobrevivir. Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superar o sucumbir, una vida, cuyo sentido dependiera, en última instancia, de la casualidad no merecería en absoluto la pena de ser vivida. 


*EL DESTINO

El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades -incluso bajo las circunstancias más difíciles- para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle. Y lo que decide si es merecedor de su sufrimiento o no lo es.

La fortaleza intima del hombre puede elevarle por encima de su adverso sino.

El hombre se enfrenta a su destino y tiene siempre oportunidad de conseguir algo por vía del sufrimiento. 

El hombre que se dejaba vencer porque no podía ver ninguna meta futura, se ocupaba en pensamientos retrospectivos.

La tendencia a mirar al pasado como una forma de contribuir a apaciguar el presente y todos sus horrores haciéndolo menos real. Pero despojar el presente de su realidad entrañaba ciertos riesgos.

Tales personas olvidaban que muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil lo que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo. 

En vez de aceptar las dificultades del campo como una manera de probar su fuerza interior, no toman su vida en serio y la desdeñan como algo inconsecuente. Prefieren cerrar los ojos y vivir en el pasado. Para estas personas la vida no tiene ningún sentido.

La realidad es que presentó un desafío: que o bien se puede convertir la experiencia en victoria, la vida en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío o limitarse a vegetar como hicieron la mayoría.

“Debía alcanzar el objetivo de conferirle una fortaleza interior, señalándole una meta futura hacia la que poder volverse. De forma instintiva, algunos prisioneros trataban de encontrar una meta propia”.

El hombre tiene la peculiaridad de que no puede vivir si no mira al futuro. Y esto constituye su salvación en los momentos más difíciles de su existencia, aún cuando a veces tenga que aplicarse a la tarea con sus cincos sentidos.

“La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea clara y precisa del mismo” (Spinosa)


-El que perdía la fe en el futuro; en su futuro- estaba condenado. Con esa perdida, ya no tenía el sostén que lo mantenía espiritualmente; se abandonaba y decaía y se convertía en el sujeto del aniquilamiento físico y mental.

Los que conocen la estrecha relación que existe entre el estado de ánimo de la persona -su valor y su esperanza, o la falta de ambos- y la capacidad de su cuerpo para conservarse inmune, saben también que si repentinamente pierde la esperanza y el valor, ello puede ocasionarle la muerte.

“Quien tiene algo ‘porque’ vivir, es capaz de soportar cualquier ‘cómo’.” Nietzsche

Un porqué -una meta- de su vivir, a fin de endurecerles para soportar el terrible cómo de su existencia.

Desgraciado de aquel que no viera ningún sentido en su vida, ninguna  meta, ninguna finalidad en vivirla, ése estaba perdido. La respuesta típica que daba a cualquier razonamiento era “ya no espero nada de la vida” ¿Qué respuesta podemos dar a estas palabras?

Lo que verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud. Tenemos que aprender por nosotros mismos y, después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros.

Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continuar e incesantemente. “Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación recta”. 

(En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo).

-Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro; de modo que resulta completamente imposible definir el significado de la vida en términos generales.

Nunca se podrá dar respuestas a las preguntas relativas al sentido de la vida con argumentos especiosos.

“Vida” no significa algo vago, sino algo muy real y muy concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en cada caso. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino.

-Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta; unas veces la situación en que un hombre se encuentra puede exigirle  que emprenda algún tipo de acción; otras, puede resultar más ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuencias pertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destino y cargar con su cruz.

“Cada situación se diferencia por su unicidad y en todo momento no hay más que una única respuesta correcta al problema que la situación plantea”.

-Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga.

Esos eran los únicos pensamientos capaces de ayudarnos, de liberarnos de la desesperación, aun cuando no se vislumbrara ninguna oportunidad de salir con vida.

Ya hacía tiempo que habíamos pasado por la etapa de pedir a la vida un sentido, tal como el de alcanzar alguna meta mediante la creación activa de algo valioso. 
Para nosotros el significado de la vida abarcaba círculos más amplios, como son los de la vida y la muerte y por este sentido es por el que luchábamos.


*SUFRIMIENTO COMO PRESTACIÓN

Una vez que nos fue revelado el significado del sufrimiento, nos negamos a minimizar o aliviar las torturas de campo a base de ignorarlas o de abrigar falsas ilusiones o de alimentar un optimismo artificial. 
El sufrimiento se había convertido en una tarea a realizar y no queríamos volverle la espalda.

Ante nosotros teníamos una buena cantidad de sufrimiento que debíamos soportar, así que era preciso hacerle frente procurando que los momentos de debilidad y de lágrimas se redujeran al mínimo.
No había necesidad de avergonzarse de las lágrimas, pues ellas testificaban que el hombre era verdaderamente valiente; que tenía el valor de sufrir. Muy pocos lo entendía así.

- La unicidad y la resolución que diferencian a cada individuo y confieren su significado a su existencia tienen su incidencia en la actividad creativa, al igual que la tienen en el amor. Cuando se acepta la imposibilidad de reemplazar a una persona, se da paso para que se manifieste en toda su magnitud la responsabilidad que el hombre asume ante su existencia.

El hombre que se hace consciente de su responsabilidad ante el ser humano que te espera con todo su afecto o ante una obra inconclusa no podrá nunca tirar su vida por la borda. Conocer el “porqué” de su existencia y podrá soportar casi cualquier “cómo”.

La influencia inmediata de una determinada forma de conducta es siempre más efectiva que las palabras.

- Ningún poder de la tierra podrá arrancarte lo que has vivido. “Rilke”

No ya sólo nuestras experiencias, sino cualquier cosas que hubiéramos tenido, así como todo lo que habíamos sufrido, nada de ello se había perdido, aun cuando hubiera pasado; lo habíamos hecho ser, y haber sido es también una forma de ser y quizá la más segura.
No teníamos que perder la esperanza, antes bien debían conservar el valor en la certeza de que nuestra lucha desesperada no perdería su dignidad ni su sentido.
En las horas difíciles siempre había alguien que nos observaba que sufriéramos con orgullo, y no miserablemente, y que supiéramos morir.

- Cada sacrificio tiene su significado. El que tiene fe lo entiende.

La vida en un campo de concentración abría de par en par el alma humana y sacaba a la luz sus abismos. ¿Puede sorprender que en estas profundidades encontremos, una vez más, únicamente cualidades humanas que, en su naturaleza más íntima era una mezcla del bien y del mal?

La escisión que separa el bien del mal, que atraviesa imaginariamente a todo ser humano, alcanza a las profundidades más hondas y se hizo manifiesta en el fondo del abismo que se abrió en los campos de concentración.

¿Qué es el hombre? El ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración.


Extraído del libro “El hombre en busca de sentido” de Viktor E. Frankl 
Resumen realizado por: Inés Estela López
  

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