CORAZAS EMOCIONALES


La Coraza Emocional es una actitud defensiva ante la vida. 
Su función radica en sobrellevar las vicisitudes diarias, lo que no significa que sea de forma sana y enriquecedora. Puntualmente son mecanismos que nos pueden ayudar a manejar situaciones. 
Las consecuencias de esta coraza emocional son:


• Capacidad de negar dichas situaciones e incluso sentir emociones por ellas.

• Evasión de cualquier responsabilidad ante diferentes hechos. Tratar de buscar excusas o culpables añade más negatividad a este hecho.

• Una mala gestión de las culpas. Justificar las culpas daña nuestro interior emocional y no ayuda a comunicarnos.

• Baja autoestima e inseguridad. Estos son pilares emocionales básicos, que destruyen nuestra capacidad de relación y de amor por nosotros mismos.

• Deseo de ser una persona “perfecta”. Ocultando nuestras emociones o debilidades se intenta crear un alma perfecta, que no siente ni padece inmune a cualquier sentimiento.

• Débil conocimiento de uno mismo. Afecta a lo que somos, lo que queremos y cómo lo queremos. En definitiva mostramos un cuadro de nuestro yo poco definido y con sombras.

La coraza emocional puede impedir la visión de la realidad que nos rodea, limitándonos nuestra evolución personal. 
Por lo general llegamos a convertirnos en personas intratables, incrédulos y con nula capacidad de generar ilusión. 
Poco a poco nos destruimos y vamos dejando víctimas en nuestro círculo más cercano. 
Liberarse de la coraza emocional ante cualquier sentimiento destructivo, que merme nuestra calidad emocional de vida, el primer paso para manejarlo es ser honesto con uno mismo.

Aceptarse como uno es, no buscar un modelo de perfección irreal, nadie es perfecto. 
Realizar un profundo estudio interior de lo que somos es primordial.


Estos conceptos no se adquieren de forma rápida, pero la constancia y la motivación por llevar las riendas de nuestra vida es un premio que anima a intentarlo.

La comunicación es el pilar básico que moverá este camino para destruir la coraza emocional. 
Tan importante es hablar con nosotros mismos como lo es mostrarnos a los demás: nuestros deseos, miedos, dudas, ideas… son ingredientes esenciales para conseguir acercarnos al mundo, libres sin duras corazas que nos impidan avanzar en el largo aprendizaje de la vida. 



GENTE TÓXICA "LOS METE CULPAS"


¿CULPABLE O INOCENTE?

"Con todo lo que hice yo por ti, ahora ¿me pagas así?"

(De una madre a su hijo)

La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros. 
Los psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, entro lo que quiero y lo que debería hacer. 
La culpa es una emoción que nos paraliza, que nos impide seguir desarrollando todo el potencial que tenemos; la culpa es venganza, enfado y boicot contra uno mismo.
Vivir con culpa es vivir con cadena perpetua. Es condenarse a vivir insatisfecho, reprochándose todo el tiempo por la vida que nos ha tocado vivir.



"De noventa enfermedades, cincuenta son producidas por la culpa y las otras cuarenta, por la ignorancia". (Anónimo)

¿Nos ha tocado vivir esta clase de vida o hemos elegido erróneamente, hemos decidido equivocadamente?

La búsqueda central de todos los seres humanos está orientada a encontrar la felicidad. Fuimos creados para gozar, crecer, desarrollarnos, cumplir nuestro propósito, satisfacer nuestras necesidades y alcanzar la tan anhelada alegría.
El ser humano tiene necesidades básicas que requiere desarrollar para poder vivir libre de culpas y así apartar cada obstáculo que intente detenerlo. 

Algunas necesidades:

  • La necesidad física: podemos satisfacerla cumpliendo determinadas pautas tales como comer de forma saludable, practicar ejercicio o realizar controles médicos periódicamente.
  • La necesidad emocional: el ser humano es un "ser social" y, como tal, debe establecer vínculos saludables con su entorno, recordando que puede compartir con otros pero sin dejar de ser él mismo. Aquellos que saben elegir y relacionarse con semejantes que agregan valor a su vida, alcanzan un bienestar emocional que les permite sentirse pleno y aptos para crecer y desarrollarse dentro del sistema cultural en el que están inmersos. 
  • La necesidad intelectual: ésta se satisface a medida que vamos creciendo y nos vamos nutriendo de sabiduría, desechando paradigmas erróneos, eligiendo mentores y expandiendo nuestra mente con creencias verdaderas.
  • La necesidad espiritual: todos los seres humanos nacemos con un espíritu que requiere ser alimentado. Tal vez te preguntes: ¿cómo hacerlo? Esta necesidad se satisface sirviendo a Dios, descubriendo el propósito de nuestra vida y desarrollando una fe sólida que nos permita avanzar y sortearse. Hemos nacido con un propósito único y especial, con un sueño que sólo nosotros mismos podemos cumplir.
Cuando una de las áreas de nuestras vidas no alcanza toda su capacidad de expresión nos sentimos con culpa, nos volvemos vulnerables a la queja, a las demandas y a la manipulación. Si le damos permiso a la culpa para que crezca y ocupe cada vez más espacio dentro de nuestras emociones, ésta se convertirá en la causante de una depresión que sabremos dónde comienza pero no dónde termina.



"El hombre capaz de sonreír cuando las cosas van mal, ya ha pensado a quién le echará la culpa". (Ley de Jone)

Desde el principio y sin darse cuenta, el hombre comenzó a llenarse de culpables e inocentes, con víctimas y victimarios; se predispuso a vivir y asumir culpas ajenas, transformando una vida de libre albedrío en una vida culpógena llena de sacrificios, ritos y frustraciones innecesarios.

¿Que sucede cuando una persona experimenta sentimientos de culpa? 
Sufrirá privaciones. Dirá frases como:
  • No tengo tiempo para mí.
  • A mí sí me gusta lo que estoy haciendo, pero no vale la pena.
  • No lo puedo lograr, mi familia nunca pudo alcanzar este sueño.
  • ....
Desde el momento en que un obstáculo bloquea tu sueño y afirmas que no tienes capacidad para llevarlo a cabo, vives con culpa. La culpa es la emoción más obstaculizadora en el camino de los anhelos y objetivos. La culpa te hará sentir que no eres merecedor de esos beneficios, que tu deseo es mucho para ti, y, en medio de un mundo en el cual cada ser humano trata de obtener ventajas y de aprovechar al máximo cada oportunidad, te sumergirás en la culpa, dejando que otros tomen lo que es tuyo. 

AUTORREPOCHE

El autorreproche es un sonido interno y continuo que te hablará y te pedirá explicaciones por cada palabra que pronuncies. Se trata de una voz difícil de acallar, de una voz que detiene tu avance y te aleja de tus objetivos, de una voz demandante y quejosa a la que nunca podrás conformar, hagas lo que hagas, a menos que afirmes tus determinaciones y convicciones. Es un eco constante. Se trata, en síntesis, de esa voz amenazadora que cada mañana, al levantarte, deposita en tu mente el primer pensamiento negativo del día:
  • ¿Cómo lo voy hacer?
  • ¿No es mucho para mi?
  • ¿Por qué tomé esa decisión?
  • ¿Para que hablé?
  • ...
Es una voz que intenta vivir en ti y a la que sólo tú autorizas la permanencia. Es una voz que constantemente replica en tu mente, te atormenta y obsesiona con un único pensamiento uniforme: tú no puedes, nunca serás lo suficientemente bueno para alcanzar tu meta. 

PENSAMIENTOS RÍGIDOS

Quienes viven con culpa establecen dentro de sí pensamientos rígidos, normas inflexibles y principios imposibles de alcanzar cuyo objetivo final es boicotear el éxito, obligándose así a vivir en medio de un fracaso continuo. 
Se trata de pensamientos que terminan haciéndote creer que el objetivo fundamental de tu vida es permanecer y subsistir como puedas, distrayéndote de esta forma de lo fundamental de la existencia. 
Esta estructura de pensamiento se detendrá en los errores o fracasos por lo que hayas atravesado sin recordar ningún obstáculo ni circunstancia difícil que hayas superado en el pasado.
Nos sucede a todos: sin darnos cuenta nos sometemos a mandatos, voces internas que nos colocan en un lugar desde el cual la posición de víctima o de culpable es la que mejor nos queda. Los otros se transforman en responsable de nuestro destino y así dejamos de hacernos cargo de nuestros propios objetivos. De esta forma obtenemos el beneficio secundario de depositar en el otro toda la culpabilidad de nuestros desaciertos y desdichas y de hacer de nosotros pobres seres humanos errantes y carentes de valor y dominio propio para decidir sobre nuestro hoy y nuestro mañana. No aferramos a dichos y voces:
  • Mis padres me repitieron durante años que por haberme tenido no pudieron estudiar.
  • Mis padres me decían: "No dejes la comida en el plato, piensa que hay chicos en otros lugares que se mueren de hambre".
  • Siento culpa porque abusaron sexualmente de mí.
  • Me siento culpable por la separación de mis padres.
  • Siempre remarcaban mis errores y por eso me sentía culpable todo el tiempo.
  • Tuve un padre ausente toda mi vida y debí hacerme cargo de mis hermanos, pero no supe cómo; yo tengo la culpa de sus situaciones actuales. 
  •  ...
Todas éstas son maneras más o menos sutiles de transmitir las culpas que nos detuvieron en el camino hacia la búsqueda de la felicidad y del bienestar que nos merecemos. Son culpas ajenas generadoras de insatisfacciones continuas. Son culpas que se alimentan de mandatos externos y sociales y de emociones internas no resueltas que siguen teniendo poder y valor sobre nuestras vidas. Hay personas que han sido criadas en familias que las han hecho responsables de la separación de los padres, de la pérdida del trabajo de la madre que en un momento decidió quedarse en su hogar para cuidarlas o de las frustraciones profesionales de sus tutores. Y así podríamos seguir enunciando los mandatos que cada familia se encargó de transmitir a tantas personas.


Se trata de creencias culturales que jamás te permitieron alcanzar ni disfrutar en absoluto de nada. Son las exigencias que demandaban que dieran más, siempre un poco más, y claro, como no pudiste alcanzar ese parámetro de perfección, terminaste ubicándote en el lugar de la víctima, acarreando culpas que no te correspondían.

En este punto es necesario que nos detengamos. Lo que decidimos escuchar y aceptar como nuestro es lo que nos enferma y nos detiene.
Ten en cuenta que "con lo que aceptamos, anulamos, postergamos o generamos nuestro éxito".
¿Quién maneja el control remoto de tus emociones y pensamientos?, ¿quién decide qué pensar, qué sentir?
Sólo tú. Dependerá de ti, de tu decisión de ubicarte en un lugar de víctima o de poder sobre tu propia vida.
Las personas suelen decir:
  • El día me pone de mal humor.
  • Mi jefe me saca de quicio.
  • Me has estropeado el día.
  • Hoy me has saturado.
  • ...
Si escuchas esta frases es porque has depositado el poder que tienes sobre tus propias emociones en los demás. Así como los otros terminan controlando cómo te vas a sentir o qué es lo que vas a hacer.
Aceptando este trato, cualquiera podrá decirte qué hacer y qué no; los demás podrán utilizarte y lastimarte con permiso que tú les diste al ceder el lugar de control y poder sobre tu vida.

No fuimos creados para vivir de limosnas, ni lisiados de afectos. Nadie tiene derecho a castrar nuestros sueños más profundos ni a asegurar qué es lo que nos conviene o no. La felicidad y el éxito, la desdicha y el fracaso serán el resultado sólo de tus propias decisiones.

Todo lo que hayas dejado de lado para conformar a los demás puede ser recuperado si te lo propones y decides no postergar más tu deseo. Muchas veces no somos felices porque estamos ocupados tratando de agradar a los otros o encargándonos de responsabilidades equivocadas, que pertenecen a terceros. Consumimos todo nuestro tiempo erróneamente y cuando queremos saber adónde se fueron tantos años de nuestra vida, cuando necesitamos apuntar lo que hicimos en el transcurso de la misma, nos damos cuenta de que malgastamos el tiempo que necesitábamos para ocuparnos de los prioritario e importante: nosotros mismos.
Desperdiciamos más horas tratando de conformar y gustar a los otros que en ocuparnos de nuestra propia vida. 
Y en esa vorágine de ser aceptado nos olvidamos de que primero necesitamos respetarnos a nosotros mismos y aprobarnos para poder ser aceptados por el resto.

El cielo va a estar lleno de gente buena, pero ¿de cuántos hombres justos y exitosos que cumplieron con su propósito? ¿De cuántos hombres que a partir de sus logros supieron convertirse en mentores de otros?
Si te aferras a tu propósito lograrás hacer lo que nunca has hecho, y entonces todo fracaso o error será transformado en enfrentamiento y progreso. 

CULPAS AJENAS, CULPAS PROPIAS...

Herencias recibidas, heredadas, culpas acumuladas: todos cargamos con cargas que hemos asumido sin cuestionar por no permitirnos planear nuestra propia ruta. Respetamos patrones de conducta recibidos sin darnos cuenta de que ponemos en peligro nuestra propia vida y nuestros objetivos. Le cedimos un lugar de autoridad a la culpa y le dimos una jerarquía que no merece, pero lo peor es que permitimos que se instalara en nosotros y así fue como comenzó a convivir y a formar parte de nosotros mismos. 

Al tomar conciencia del hambre del mundo, de los que no tienen nada, muchas veces nos castigamos y nos sentimos mal por poder disfrutar de todo lo que está a nuestro alcance. Si bien poder ayudar al otro es un acto de amor, de misericordia y de compasión, lamento decirte que el hambre del mundo no se detendrá por tu autocastigo.

Muchas mujeres no pueden disfrutar de un buen perfume ni de ropa elegante; no se permiten elegir lo mejor para ellas, sino que dicen: "¿Cómo me lo voy a comprar yo si los chicos necesitan cosas?" Y tal vez sus hijos tienen muchos pares de zapatillas, muchas camisetas y no requieren nada más, sólo ver a su mamá feliz. Sin embargo, esta mujer se llena de culpas y se niega un derecho que, gracias a Dios, puede darse: el de poder comprarse un perfume.

Durante años hemos sentido culpa de disfrutar de lo material y de lo emocional; la culpa ha hecho estragos dentro de nosotros y nos ha delimitado, nos ha cercado. Durante años ha hecho que nos conformemos con migajas, con aquello que los demás estaban dispuestos a darnos.

Sentimos culpa por ser felices: "¿Cómo puedo ser feliz yo, si mi madre, mi hermana, mi tía están separadas y solas?" Y así es como boicoteas tu matrimonio. 

"¿Cómo puedo disfrutar de comprarme un par de zapatos si mi hermana no tiene trabajo?" Pues bien, puedes comprarte los zapatos y también ayudar a tu hermana, siempre y cuando ella no esté abusando ni manipulando tus emociones.

"¿Cómo voy a irme de vacaciones si mi familia nunca ha podido tomarse unos días?" Lo cierto es que puedes irte de vacaciones y disfrutar porque has generado los recursos para hacerlo. ¡Prémiate! 

Sin embargo muchos eligen castigarse. Sin darnos cuenta, los mandatos internos y externos recibidos cristalizaron en nuestra mente y hoy no podemos disfrutar de lo que está a nuestro alcance. 

Hemos heredado el concepto de servilismo. Se han sometido a los pueblos y les han transmitido que ellos habían nacido para servir a quienes habían decidido ser una casta social de mayor jerarquía y privilegios. 

Cuando se encuentran dos seres, el que es capaz de intimidar a su oponente queda reconocido como sócialmente superior, de modo que la decisión social no siempre depende de un combate. En algunas circunstancias, el mero encuentro puede ser suficiente.

La culpa nos lleva a olvidar lo que sentimos y necesitamos, nubla por grandes periodos de tiempo nuestros derechos, convirtiendo nuestras prioridades en necesidades secundarias, mientras le otorga a la opinión y a los pensamientos de los otros un lugar de urgencia y superioridad. 
Y así es como, de un modo contundente nos hemos ido haciendo cargo de todos y de cada uno de los mensajes que han llegado a nuestro oídos, sin darnos cuenta de que no nos competía ninguna responsabilidad en las situaciones en cuestión. 



"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie" (Concepción Arenal)

ANALICEMOS ALGUNOS DE ESTOS MENSAJES:

*Primer mensaje: "Sigue participando
Muchas personas han recibido ese mensaje sutil que dice: "Lo que has hecho está bien, pero no es suficiente" En este caso la idea es: "Las cosas no están mal, pero podrían estar mucho mejor" Hagas lo que hagas, nunca será suficiente para conformar al otro, para colmar las expectativas de aquellas personas que te manipulan a través de la culpa.

*Segundo mensaje: "Mi dolor es mayor que el tuyo
¿Te ha pasado alguna vez que necesitabas contarle a alguien una situación por la que estabas pasando y de repente te has encontrado consolando a tu interlocutor? Este tipo de manifestación y de expresiones constituyen una clara evidencia de la manipulación que el otro está ejerciendo sobre ti. Al hacerlo te está diciendo: "Tu dolor no es tan grande como el mío"

*Tercer mensaje: "Eres responsable de lo que he hecho
En este caso resultamos ser nosotros los culpables de las quejas y de las angustias de los demás. Han sido nuestras palabras y nuestras acciones las que han determinado el malestar de las otras personas. ¡Falso! Ésto también es manipulación. Depende de cada uno de nosotros las emociones que sintamos, el valor que le demos a la palabra de los otros y las reacciones que tengamos. Cada uno de nosotros es responsable por la actitud que asumirá frente a las circunstancias y a los hechos.     


"El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la esperanza de no sufrir más. Y así la vida se le escapa, sin gozar, de lo ya adquirido" (Leonardo da Vinci)

Desde pequeños se nos hizo creer una gran mentira: "Hay que satisfacer los gustos de los demás antes que los nuestros". Entendimos que necesitábamos ser abnegados para poder ser aceptados y no nos dimos cuenta del significado de este acto. 
La abnegación no es una virtud, sino un acto contraproducente que ejercemos sobre nuestra propia vida. Postergarse y sacrificarse, dejarse para lo últimos es no reconocer nuestro propio propósito y vivir una vida que no nos pertenece. 

El escritor Bob Mandel cita: "Su derecho a ser usted es diferente de los demás derechos. No se trata de un derecho que le ha otorgado un gobierno, un país o una autoridad externa, sino que viene con el 'paquete', es decir, usted. La vida es un viaje que empieza con usted y termina con usted, y en el medio hay un territorio desconocido esperando ser explorado".

Sólo a ti te compete la diferencia. Habrá un momento determinado en la vida en el que necesitarás darte cuenta de que si tu mismo no satisfaces tus propias necesidades, nadie lo hará. Lo que deseas que te suceda, dibújalo en tu mente y comienza a diseñarlo, detalla las metas y los pasos que necesitas dar y luego prosigue hasta el final.
Michael Jordan dijo: "Visualicé adónde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré".
Si algo sucede en tu vida será por ti.


"El objeto ha tomado forma en mi mente antes de empezar a pintar" 
(Vincent van Gogh)

LIBRE DE CULPA Y CARGO

Todos los seres humanos tenemos derecho a ser felices y a vivir sin culpas. Todos tenemos cosas buenas y otras que no los son tanto; sin embargo, necesitamos conectarnos con lo bueno, con lo mejor que tenemos, y seguir adelante.

Sin darnos cuenta nos hemos llenado de culpas, de circunstancias difíciles que debimos pasar y que decidimos cargar sobre nuestros hombros, de mensajes que hemos aceptado e incorporado sin cuestionar y que asumimos como propios.

Obsesionarte con la culpa sólo traerá dolor y heridas a tu alma y a tu cuerpo. Tú eres tu propio tóxico. Ya es tiempo de aprender a ser libre de todos los paradigmas falsos que hasta hoy te dirigían y de disfrutar sin culpa. El cordón umbilical se ha roto y ahora te toca decidir a ti. Simplemente sé tú mismo, limpia el polvo de tus zapatos y sigue adelante. Vacíate de culpas propias y ajenas y comienza a vivir con convicción.
La convicción te permitirá prever, modificar, cambiar lo que sea necesario cambiar y seguir adelante. 



"La culpa no está en el sentimiento, sino que se halla en el consentimiento" 
(San Bernardo de Claraval)

*Si te has equivocado, pide perdón. Saber disculparse es un acto de grandeza. implica reconocer nuestros errores y cambiar la actitud. Si está a tu alcance, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará paz.

*Mereces ser feliz. Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Deshazte de la culpa falsa. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de las ajenas.

*No quieras cambiar a nadie: sólo cambia quien decide cambiar. La mejor manera de que el otro cambie es no intentar cambiarlo.


"Somos víctimas de nuestras elecciones" (Anónimo)

Cada vez que tomes una decisión, pregúntate si te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo.
Cada vez que elijas quién te va a acompañar en un proyecto, piensa si esa persona sumará valor y te permitirá ser la versión de ti mismo. 
Cuando leas, investigues, aprendas y crezcas serás tu mejor versión lograda en el plano intelectual. 
Cuando proyectes con todas tu fuerza tu sueños y pongas en marcha tus objetivos, conocerás tu propia esencia, tu valor y el dominio propio, ese que está dentro tuyo. Entonces, tu verdadero yo emergerá y sabrás reconocerse a sí mismo. Vivir, gozar y disfrutar son derechos que tenemos todos los seres humanos. Es un derecho alienable, que nos viene adquirido desde que nacemos. Nos corresponde por ley



Extraído del libro "GENTE TÓXICA" 
De: Bernardo Stamateas
Realizado por Inés Estela


OTRA VEZ LAS MONEDAS


Había una vez en las afueras de un pequeño pueblo, dos casas vecinas. En una, vivía un afortunado y acaudalado agricultor.
Estaba rodeado de sirvientes y tenía acceso a todo lo que pudiera ocurrírsele.
En la otra, una casucha humilde, vivía un viejito de hábitos muy austeros, que usaba gran parte de su tiempo en trabajar la tierra y orar.
El viejo y el rico se cruzaban diariamente y cambiaban unas pocas palabras en cada encuentro. El rico hablaba de su dinero y el viejo hablaba de su fe.
—La fe... –se burlaba el rico— Si como dices, tu Dios es tan poderoso ¿por qué no le pides que te envíe suficiente como para no pasar las privaciones que atraviesas?
—Tienes razón –dijo el viejo y se metió en su casa..Al día siguiente, al cruzarse, el viejo tenía una cara de felicidad como pocos.
—¿Qué te pasa, viejo?
—No es que me pase nada. Pero siguiendo tu consejo, le pedí a Dios esta mañana que me enviara cien monedas de oro.
—Ah, ¿sí?
—Sí, le dije que como yo había sido un buen hombre respetuoso de sus leyes, me merecía un premio y que elegía las monedas. ¿Te parece excesiva la cantidad?
—No importa que me parezca a mí –dijo el rico, burlonamente—. Lo que importa es que no le parezca demasiado a tu Dios, quizás él crea que tu premio es de veinte monedas o cincuenta u ochenta o noventa y dos, ¿quién sabe?
—Ah, no, Dios puede decidir si yo merezco el premio o no, pero mi pedido fue claro. Yo quiero cien monedas. No aceptaré veinte, ni treinta ni noventa y dos. Yo he pedido cien y no tengo dudas de que, si mi buen Dios se puede ocupar de mi pedido, lo hará. El no regateará conmigo. Y yo no regatearé con Él. Cien es el pedido y cien Él mandará. Yo no pienso aceptar que mande ni una moneda menos.
—Ja, ja, tú sí que eres exigente –dijo el hombre rico.
—Así como él me exige, yo le exigiré –dijo el viejo.
—Yo no te creo capaz de rechazar veinte o treinta monedas que te mande tu Dios, sólo porque no son cien.
—Pues rechazaría cualquier suma inferior a cien. Sin embargo, si Dios cree que es poco y decide mandarme más, también evitaría quedarme con el resto.
—Ja, ja, estás totalmente loco y me quieres hacer creer este cuento de tu fe y tu determinación... ja, ja... me gustaría verte manteniendo esa postura, ja, ja...
Y cada uno se volvió a su casa.
Al rico, por alguna razón, este viejo lo alteraba.
El no recibiría menos de cien monedas de oro, ¡qué caradura!
Él debía desenmascararlo. Y lo haría esa misma tarde.
Preparó en una bolsa noventa y nueve monedas de oro y se llegó hasta la casa del vecino.
Este estaba de rodillas, en actitud de oración y rezaba:.—Dios, querido, ayúdame en mis necesidades. Creo tener derecho a esas monedas. Pero recuerda: son cien monedas. No quiero conformarme con lo que me mandes. Quiero cien exactas monedas...
Mientras el viejo rezaba, el rico subió al techo y mandó las monedas por el hueco de la chimenea. Luego bajó a espiar.
El viejo seguía de rodillas, cuando oyó el sonido metálico caer por el hueco de la chimenea. Lentamente se incorporó, se acercó a la chimenea, levantó la bolsita y le sacudió el hollín y la ceniza.
Después se acercó a la mesa y vació el contenido sobre la mesa. La pila de monedas apareció ante él. El viejo cayó de rodillas y agradeció al buen Dios el presente enviado.
Una vez terminada la oración, empezó a contar monedas; ¡noventa y nueve! Eran noventa y nueve monedas.
El hombre rico seguía esperando, preparado para demostrar su teoría.
El viejo alzó la voz al cielo y dijo:
—Dios mío, veo que tu decisión es cumplir el deseo de este pobre viejo, pero veo también que en las arcas del cielo no había más que noventa y nueve monedas y no quisiste hacerme esperar por tan sólo una moneda. No obstante, tal como te he dicho, no quiero aceptar una moneda más que cien ni una menos...
“Es un imbécil”, pensó el rico.
—...Por otro lado, eres para mí de absoluta confianza. Por ello y por única vez, voy a dejar a tu libertad el momento en que me mandarás la moneda que me debes.
—Traición –gritó el rico— ¡Hipócrita! –y a los gritos golpeó la puerta de su vecino.
—Eres un hipócrita –siguió diciendo—. Dijiste que no ibas a aceptar menos de cien y ya estás embolsando esas noventa y nueve monedas como nada, mentiroso tú y tu fe en Dios.
—No sé cómo sabes de las noventa y nueve monedas – dijo el viejo.
—Lo sé porque yo te envié esas noventa y nueve monedas, sólo para demostrarte que eres un charlatán. No aceptaré menos de cien. Ja, ja....—Y de hecho, no aceptaré. Dios me enviará la última cuándo y cómo Él lo decida.
—El no te enviará nada, porque el que mandó estas monedas, como te dije, fui yo.
—No discutiré si tú fuiste o no el instrumento que usó Dios para satisfacer mi pedido. Pero el caso es que este dinero cayó por mi chimenea mientras yo lo pedía y es mío.
El hombre rico cambió su sonrisa por un gesto adusto.
—¿Cómo que es tuyo? Esta bolsa y estas monedas son mías, yo las envié.
—Los designios de Dios son incomprensibles para el ser humano –dijo el viejo.
—Maldito seas, tú y tu Dios, devuélveme mi dinero o te haré comparecer ante un juez y perderás también lo poco que tienes.
—Mi único juez es mi Dios. Pero si te refieres al juez en el pueblo, no tengo inconvenientes en poner en sus manos el problema.
—Bien, vamos, entonces.
—Vas a tener que esperar a que compre un carruaje, porque ahora no tengo y un viejo como yo no puede darse el lujo de peregrinar hasta el pueblo.
—Nada de esperar. Yo te ofrezco mi carruaje.
—Realmente, agradezco tu actitud. En todos estos años nunca me habías ayudado en nada. Bien, de todas maneras deberemos esperar que pase un poco el invierno, hace mucho frío y mi salud no soportaría llegar al pueblo sin tener un buen abrigo.
—Estás tratando de dilatar el tema –dijo el rico furioso—. Te daré mi propio abrigo de pieles, para que puedas viajar. ¿Qué otra excusa tienes?
—En ese caso –dijo el viejo—, no puedo negarme.
El viejo se abrigó con las pieles, subió al carruaje y partió hacia el pueblo, seguido por el hombre rico, en otro coche.

Llegados allí, el hombre rico se apresuró a pedir audiencia y cuando el juez los hizo pasar, le contó en detalle su plan para desacreditar la fe del viejo, cómo había puesto las monedas, y cómo el viejo se había negado a devolvérselas.
—¿Qué tienes para decir, viejo? –preguntó el juez..—Señoría, mucho me extraña tener que estar aquí, para confrontar con mi vecino por este tema. Este hombre es el más rico de la ciudad, nunca ha demostrado ser solidario, nunca ha tenido una actitud caritativa con los demás. No creo que sea necesario que yo argumente en mi defensa. ¿Quién podría creer que un hombre avaro como éste va a poner casi cien monedas en una bolsa y las va a arrojar por la chimenea del vecino? Me parece claro que el pobre hombre me espiaba y al ver mi dinero, su codicia le hizo inventar esta historia.
—¡Inventar! Viejo maldito –gritó el rico—. Tú sabes que todo es como yo digo. Ni tú te crees esa patraña de Dios enviándote monedas. Devuélveme la bolsa.
—Evidentemente, Señoría, el hombre está muy perturbado.
—Claro, me perturba que me roben. Te exijo que me des esa bolsa.
El juez estaba asombrado, los argumentos de ambos lo obligaban a tomar una decisión, pero ¿cuál sería la justa decisión?
—Devuélveme mi dinero, viejo tramposo –decía el rico—, ese dinero es mío, sólo mío.
En un momento, el rico saltó la baranda de madera que los separaba e intentó, fuera de sí, arrebatar la bolsa al viejo.
—¡Orden! –gritó el juez— ¡Orden!
—Lo ve, señor Juez. La codicia lo enloquece. No me extrañaría que, si consigue la bolsa empezara a decir que también el carro en el que vine es suyo.
—Claro que es mío –se apresuró a decir el rico—, yo te lo presté.
—Lo ve usted, Señoría. Lo único que falta es que quiera ser el dueño de mi propio abrigo.
—¡Por supuesto que soy el dueño! –gritó, ya descontrolado, el rico—. Es mío, todo es mío: la bolsa, el dinero, el carruaje, el abrigo... todo es mío... todo.
—¡Alto! –dijo el juez, que ya no tenía dudas.
—¿No te da vergüenza querer sacarle lo poco que tiene este pobre viejo?
—Pe... pero....—Sin peros. Eres un codicioso y un aprovechador –siguió el juez—. Por haber intentado estafar a este pobre viejo, te condeno a una semana en la cárcel y a pagarle a tu vecino quinientas monedas de oro en compensación.
—Perdón su señoría –dijo el viejo—. ¿Puedo hablar?
—Sí, anciano.
—Yo creo que el hombre ha aprendido la lección. Yo te pido, a pesar de ser mi adversario, que le levantes la condena y que le impongas sólo una multa simbólica.
—Eres muy generoso, anciano. ¿Qué propones, cien monedas más, cincuenta?
—No, señor juez, yo creo que con sólo una moneda será suficiente castigo.
El juez golpeó con su martillo la mesa y sentenció:
—Gracias a la generosidad de este hombre y NO porque sea el deseo de la corte, se impone al acusador una simbólica multa de una moneda de oro, que deberá ser pagada de inmediato.
—¡Protesto! –dijo el rico— ¡Me opongo!
—Salvo que el sentenciado rechace esta gentil propuesta de este buen hombre y prefiera la sentencia no tan benévola de la corte.
El hombre rico, resignado, sacó una moneda y la entregó al anciano.
—Asunto terminado –dijo el juez.
El rico salió corriendo a su carruaje y se marchó del pueblo.
El juez saludó al viejo y también se retiró.
Este alzó los ojos al cielo y dijo:
—Gracias Dios, ahora sí, no me debes nada.

De: Jorge Bucay



VIVE LA VIDA


Vive la vida profundamente,
vive la vida intensamente,
vive la vida conscientemente,
vive la vida coherentemente.

Que cuando llegue el momento de dejar esta vida no haya nada que quisiste hacer, reprimiste, o no te atreviste.

Que cuando llegue el momento de dejar esta vida no haya nadie a quien no amaste porque los demás así te lo aconsejaron.

Que cuando llegue el momento de dejar esta vida no tengas nada de lo que arrepentirte, que tu comportamiento haya sido coherente sobre todo contigo mismo y con tus propios valores.

No lo pienses, no lo dejes para más tarde, no lo compliques, no tienes tiempo para todo eso. La vida pasa y no nos damos cuenta.

La desperdiciamos con tonterías: enfadándonos, preocupándonos, haciendo planes que en realidad se quedan en sueños que nunca alcanzamos; creando estrategias, escuchando chismorreo, peleando, discutiendo, quejándonos.

No sigas por ese camino. Disfruta de tu gente, diles cuanto les quieres, disfruta de lo que tienes no pienses en lo que te falta, disfruta del aire, del sol, del canto de los gorriones, de la música; de dar los buenos días a quien te cruces, de sonreír, de ayudar a quien lo precise, de un trocito de chocolate antes de dormir, de una copa de vino con la comida, de cocinar para los que amas; de tu pareja, de la sonrisa de tus hijos, de estar ahí para abrazarles cuando lo necesitan, de que tienes unos ojos sanos que te permiten leer este texto y de que fuiste a la escuela y aprendiste a leer, de que tuviste una educación, de que tienes acceso a la tecnología de nuestro tiempo. Disfruta de que hoy despertaste y sigues vivo. 

Hay tantas cosas que disfrutar en un sólo día.

Mira a tu alrededor, descubrela, disfrútala y vive.

Vive, vive el ahora, vive el presente, ¡vívelo ya!



MARTES CON MI VIEJO PROFESOR


Libro que nació de los encuentros de cada martes entre el periodista Mitch Albom y su antiguo profesor de la universidad, Morrie Schwartz.

“Se trata de un libro sencillo e intenso, a la vez que nos lleva a reflexionar por las profundas verdades que encierra y una formidable lección de vida para todos”.


Nos narra una serie de entrevistas en las que el viejo profesor de universidad da su opinión sobre los aspectos de la vida, la amistad y el amor gracias a su antiguo alumno.

Es una historia verídica en la que a la vez que el profesor nos ofrece su propia visión sobre la vida, podemos comprobar como se va deteriorando debido a una terrible enfermedad como es “ELA” (Esclerosis lateral amiotrófica). Es una enfermedad neurodegenerativa. Todos los músculos del cuerpo se van paralizando. Es devastadora.

El profesor comentaba de una manera filosófica que quería aprovechar su vida en la medida de lo posible y no hundirse por este hecho: -“Algunas mañanas estoy muy enfadado y muy amargado. Pero no dura demasiado. Después, me levanto y digo: «quiero vivir…». 


“Pregúntame cualquier cosa -decía siempre Morrie.
Así que Mitch creó una lista: 
-La muerte -El miedo -La vejez -La codicia -el matrimonio -La familia -La sociedad -El perdón -Una vida con sentido

Morrie había sido profesor de psicología en la Universidad y por ello tenía una visión única a la hora de valorar la vida y el amor y eso hacía que su manera de hablar conmoviera a todo el mundo que estaba a su alrededor.

.-Cuando hay aquí gente y amigos, estoy muy animado. Las relaciones de amor me sostienen.”

A medida que iba pasando cada martes, Mitch iba comprobando poco a poco como su entrenador (como él le decía) iba consumiéndose cada vez más.

Mitch iba cogiéndole más cariño y veía la vida de otra manera. Ya no le importaba tanto el dinero, ni cosas materiales… 

Su entrenador le había hecho comprender que existían cosas mucho más importantes que esas y que debía de aprovecharlas antes de que fuera demasiado tarde. 

Además de Mitch, mucha más gente solía ir a ver a Morrie, sobretodo tras su aparición en el programa de televisión, incluso le llegaban cartas de todo el mundo, personas que se había conmovido tras verle en la pantalla o que sufría su misma enfermedad y necesitaba sus ánimos o alguna frase que le alentara.

Los días se le acababa, había cancelado todas sus visitas menos una, la de su querido alumno. En el último martes no se realizó ninguna entrevista, sólo se dijeron adiós porque ambos sabían lo que iba a pasar dentro de poco. 

Toda su familia estaba en casa, sus hijos habían venido desde lejos para pasar los últimos días con su padre.

El entierro se hizo un martes, un día especial para el jugador y su entrenador, un día en que habían compartido tantos momentos inolvidables y que seguro que ninguno de los dos lo iba a olvidar...


FRAGMENTOS Y FRASES

*La cultura que tenemos no hace que las personas se sientan contentas consigo mismas. Estamos enseñando cosas equivocadas. Y uno ha de tener la fuerza suficiente para decir que si la cultura no funciona, no hay que tragársela. Uno tiene que crearse la suya. La mayoría de las personas no son capaces de hacerlo.

*La tensión de lo opuesto. 
*La vida es una serie de tirones hacia atrás y hacia delante. *Quieres hacer una cosa pero estás obligado hacer otra diferente. 

*Algo te hace daño, pero tú sabes que no deberías hacértelo. Dar por supuesto cosas, aunque sabes que no debería dar nada por supuesto.
“Es una tensión de opuestos, como una goma elástica estirada. Y la mayoría de nosotros vive en un punto intermedio”.
-¿Qué banda gana?
-Gana el amor. El amor gana siempre.

*Son muchas las personas que van por ahí con una vida carente de sentido. Parecen que están medio dormidos, aún cuando están ocupados haciendo cosas que les parecen importantes. Esto se debe a que persiguen cosas equivocadas. 

*La manera en que puedes aportar un sentido a tu vida es dedicarte a amar a los demás, dedicarte a la comunidad que te rodea y dedicarte a creer algo que te proporcione un objetivo y un sentido. 

*Lo más importante de la vida es aprender a dar amor y dejarlo entrar.
¿Dejarlo entrar?
*Creemos que nos merecemos el amor, creemos que si lo dejamos entrar nos volveremos demasiados blandos. Pero un hombre sabio que se llamaba “Levine” lo expresó certeramente. Dijo: “El amor es el único acto racional”.

*A veces no eres capaz de creerte lo que ves, tienes que creer lo que sientes. Y si quieres que los demás lleguen a confiar en ti, también tú debes sentir que puedes confiar el ellos, aunque estés a oscuras. Aunque te estés cayendo. 


*Es verdad que cuando uno mira a la muerte cara a cara nos viene una claridad mística de pensamiento.

*“Un maestro afecta a la eternidad; nunca sabe dónde termina su influencia”. (Henry Adams)

*Todo el mundo sabe que se va a morir, pero nadie se lo cree. Si nos lo creyéramos, haríamos las cosas de otra manera.

*Existe un planteamiento mejor. El de saber que te vas a morir y estar preparado en cualquier momento. Eso es mejor. Así puedes llegar a estar verdaderamente más comprometido en tu vida mientras vives. 

*“Cuando aprendes a morir, aprendes a vivir”. 
-Pero todo el mundo conoce a alguien que se ha muerto, ¿por qué es tan difícil pensar en morirse? 
-Porque la mayoría de nosotros vamos por ahí como sonámbulos. En realidad no conocemos el mundo, porque estamos medios dormidos, haciendo las cosas que automáticamente creemos que debemos hacer. 
“Aprende a morir y aprenderás a vivir”.


Familia:
*La verdad es que la gente de hoy no tiene cimientos, no tiene una base segura, si no es la familia. Si no tienes el apoyo, el amor, el cariño y la dedicación que te ofrece la familia, no tienes gran cosa. 

*El amor tiene una importancia suprema. Como dijo el poeta Auden: “Amaos unos a los otros o pereceréis”

*Sin amor, somos pájaros con las alas rotas.


*Aprender a desligarte.
Los budistas dicen: “No te aferres a las cosas, porque todo es impermanente.

*El desapego no significa que no dejes que la vivencia penetre en ti plenamente. Así es como eres capaz de dejarla.

*Es para cualquier emoción: el amor, o el dolor por una pérdida de un ser querido, o el miedo y el dolor de una enfermedad mortal. 

*Si contienes la emoción, si no te permites a ti mismo llevarlas hasta el final. Nunca podrás llegar a estar desligado; estarás demasiado ocupado con tu miedo. Tienes miedo al dolor, tienes miedo a la perdida de un ser querido. Tienes miedo a la vulnerabilidad que trae aparejado el amor.

*“Pero si te sumerges en estas emociones, permitiéndote a ti mismo tirarte de cabeza a ellas, hasta el final, por encima de tu cabeza incluso, las vives de una manera plena y completa. Sabes lo que es el dolor. Sabes lo que es el amor. Sabes lo que es la perdida de un ser querido. Y sólo entonces puedes decir: “Está bien, he vivido esa emoción”. Reconozco esa emoción. Ahora necesito desligarme de esa emoción por un momento.

*Recuerda: ¡Cuando aprendes a morir, aprendes a vivir!

*A veces nos sentimos solos, hasta el borde de las lágrimas, pero no dejamos salir esas lágrimas porque no debemos llorar. O en cómo sentimos un arrebato de amor por nuestra pareja, pero no decimos nada porque nos paraliza el miedo a las consecuencias que pudieran tener esas palabras sobre la relación de pareja.

-El planteamiento del profesor era exactamente lo contrario. Abre el grifo. Lávate con la emoción. No te hará daño. Sólo puede ayudarte. Si dejas entrar el miedo, si te lo pones como una camisa habitual, entonces podrás decirte a ti mismo: “Bueno, no es más que miedo, no tengo que dejar que me controle. Lo veo por lo que es”.

-Lo mismo pasa con la soledad; te deja llevar, deja salir las lágrimas, la sientes por completo, pero al final eres capaz de decir: “Bueno, este ha sido mi momento con la soledad y sé que hay otras emociones en el mundo, y voy a vivirlas también.
¡Deslígate!


*“El dinero no sirve de sucedáneo de la ternura, y el poder no sirve de sucedáneo de la ternura”.

*Es cuestión de aceptar quien eres y gozar de ello.

*“Tienes que aceptar lo que hay de bueno, de verdadero y de hermoso en tu vida tal como es ahora”.

*“Si miras atrás te vuelves competitivo. Y la edad no es cuestión de competitividad”.

*“El destino hace sucumbir a muchas especies: sólo una se pone en peligro a sí misma”

“La mayor satisfacción es ofrecer a los demás lo que puedes dar”. (W. H. Auden)

*Solo un corazón abierto te permitirá flotar equitativamente entre todos.


Matrimonio
*Lo que me hace sentir vivo es dar a los demás. Mi tiempo, mi sonrisa, hacer sonreír.

*Has las cosas que te salen del corazón. Cuando las hagas, no estarás insatisfecho, no tendrás envidia, no desearás cosas de otras personas. Por el contrario, lo que recibirás a cambio te abrumará.

*Debes estar con la persona con la que estas. Concentrarte con la persona que tienes a tu lado. 
“Estoy hablando contigo, estoy pensando en ti”.

*Aprende a poner atención.

*El amor es lo que te hace seguir vivo, aun después de que te hayas ido. 

*Una cosa he aprendido del matrimonio es que te pone a prueba. Descubres quien eres, quién es la otra persona y de que manera te adaptas.

*La regla principal es el respeto, saber transigir, comunicación abierta de lo que pasa y siente. Tener valores comunes semejantes. 
“Vuestra fe en la importancia de vuestro matrimonio”.
“Amaos uno a los otros o pereceréis”.

“No abandones demasiado pronto, pero no te aferres demasiado tiempo”


El perdón
*No sólo tenemos que perdonar a los demás. También tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. Por todas las cosas que nos hicimos, por todas las cosas que deberíamos haber hecho.

*No te puedes quedar atascado en el arrepentimiento por lo que debería haber pasado. Eso no sirve de nada. 

*Debes hacer las pases contigo mismo y con todo los que te rodean.

*Perdónate a ti mismo. Perdona a los demás. No esperes hazlo ya, quizás no tengas tanto tiempo para poder hacerlo. 

*Mientras podamos amarnos los unos a los otros y recordar el sentimiento de amor que hemos tenido, podemos morirnos sin marcharnos del todo. 

*Todo el amor que has creado sigue allí, todos los recuerdos siguen allí. Sigues viviendo en los corazones que has conmovido y que has nutrido mientras estabas aquí. 

*Al morir se pone fin a una vida no a una relación personal.

*No hay ninguna formula para llevar las relaciones personales. Hay que negociarlas de modos amorosos, con sitios para varias partes; para lo que quieren y para lo que pueden hacer y para cómo es su vida. 

*-“Ninguno podemos deshacer lo que hemos hecho, ni volver a vivir una vida que ya está registrada”. 

Lo que si me enseñó Morrie Schwartz es: “Que en esta vida nunca es demasiado tarde”. 


Cuento:

El cuento es de una olita que va saltando por el mar y lo pasa muy bien. Disfruta del viento y del aire libre, hasta que ve que las demás olas que tiene delante rompen contra la costa. 

-“Dios mío, esto es terrible- dice la ola -¡Mira lo que me va a pasar!

Entonces llegó otra ola. Ve a la primera ola, que parece afligida, y le dice: 
-¿Por qué estás tan triste?

La primera ola le dice: -¿Es que no entiendes? ¡Todas vamos a rompernos! ¡Todas las olas vamos a deshacernos! ¿No es terrible?

La segunda ola le dice: “No, eres tú la que no lo entiendes. Tu no eres una ola; formas parte del mar”.


"MARTES CON MI VIEJO PROFESOR" De: Mitch Albom
(Resumen realizado por: Inés Estela)