¿CULPABLE O INOCENTE?
"Con todo lo que hice yo por ti, ahora ¿me pagas así?"
(De una madre a su hijo)
Los psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, entro lo que quiero y lo que debería hacer.
La culpa es una emoción que nos paraliza, que nos impide seguir desarrollando todo el potencial que tenemos; la culpa es venganza, enfado y boicot contra uno mismo.
Vivir con culpa es vivir con cadena perpetua. Es condenarse a vivir insatisfecho, reprochándose todo el tiempo por la vida que nos ha tocado vivir.
"De noventa enfermedades, cincuenta son producidas por la culpa y las otras cuarenta, por la ignorancia". (Anónimo)
¿Nos ha tocado vivir esta clase de vida o hemos elegido erróneamente, hemos decidido equivocadamente?
La búsqueda central de todos los seres humanos está orientada a encontrar la felicidad. Fuimos creados para gozar, crecer, desarrollarnos, cumplir nuestro propósito, satisfacer nuestras necesidades y alcanzar la tan anhelada alegría.
El ser humano tiene necesidades básicas que requiere desarrollar para poder vivir libre de culpas y así apartar cada obstáculo que intente detenerlo.
Algunas necesidades:
- La necesidad física: podemos satisfacerla cumpliendo determinadas pautas tales como comer de forma saludable, practicar ejercicio o realizar controles médicos periódicamente.
- La necesidad emocional: el ser humano es un "ser social" y, como tal, debe establecer vínculos saludables con su entorno, recordando que puede compartir con otros pero sin dejar de ser él mismo. Aquellos que saben elegir y relacionarse con semejantes que agregan valor a su vida, alcanzan un bienestar emocional que les permite sentirse pleno y aptos para crecer y desarrollarse dentro del sistema cultural en el que están inmersos.
- La necesidad intelectual: ésta se satisface a medida que vamos creciendo y nos vamos nutriendo de sabiduría, desechando paradigmas erróneos, eligiendo mentores y expandiendo nuestra mente con creencias verdaderas.
- La necesidad espiritual: todos los seres humanos nacemos con un espíritu que requiere ser alimentado. Tal vez te preguntes: ¿cómo hacerlo? Esta necesidad se satisface sirviendo a Dios, descubriendo el propósito de nuestra vida y desarrollando una fe sólida que nos permita avanzar y sortearse. Hemos nacido con un propósito único y especial, con un sueño que sólo nosotros mismos podemos cumplir.
"El hombre capaz de sonreír cuando las cosas van mal, ya ha pensado a quién le echará la culpa". (Ley de Jone)
Desde el principio y sin darse cuenta, el hombre comenzó a llenarse de culpables e inocentes, con víctimas y victimarios; se predispuso a vivir y asumir culpas ajenas, transformando una vida de libre albedrío en una vida culpógena llena de sacrificios, ritos y frustraciones innecesarios.
¿Que sucede cuando una persona experimenta sentimientos de culpa?
Sufrirá privaciones. Dirá frases como:
- No tengo tiempo para mí.
- A mí sí me gusta lo que estoy haciendo, pero no vale la pena.
- No lo puedo lograr, mi familia nunca pudo alcanzar este sueño.
- ....
AUTORREPOCHE
El autorreproche es un sonido interno y continuo que te hablará y te pedirá explicaciones por cada palabra que pronuncies. Se trata de una voz difícil de acallar, de una voz que detiene tu avance y te aleja de tus objetivos, de una voz demandante y quejosa a la que nunca podrás conformar, hagas lo que hagas, a menos que afirmes tus determinaciones y convicciones. Es un eco constante. Se trata, en síntesis, de esa voz amenazadora que cada mañana, al levantarte, deposita en tu mente el primer pensamiento negativo del día:
- ¿Cómo lo voy hacer?
- ¿No es mucho para mi?
- ¿Por qué tomé esa decisión?
- ¿Para que hablé?
- ...
PENSAMIENTOS RÍGIDOS
Quienes viven con culpa establecen dentro de sí pensamientos rígidos, normas inflexibles y principios imposibles de alcanzar cuyo objetivo final es boicotear el éxito, obligándose así a vivir en medio de un fracaso continuo.
Se trata de pensamientos que terminan haciéndote creer que el objetivo fundamental de tu vida es permanecer y subsistir como puedas, distrayéndote de esta forma de lo fundamental de la existencia.
Esta estructura de pensamiento se detendrá en los errores o fracasos por lo que hayas atravesado sin recordar ningún obstáculo ni circunstancia difícil que hayas superado en el pasado.
Esta estructura de pensamiento se detendrá en los errores o fracasos por lo que hayas atravesado sin recordar ningún obstáculo ni circunstancia difícil que hayas superado en el pasado.
Nos sucede a todos: sin darnos cuenta nos sometemos a mandatos, voces internas que nos colocan en un lugar desde el cual la posición de víctima o de culpable es la que mejor nos queda. Los otros se transforman en responsable de nuestro destino y así dejamos de hacernos cargo de nuestros propios objetivos. De esta forma obtenemos el beneficio secundario de depositar en el otro toda la culpabilidad de nuestros desaciertos y desdichas y de hacer de nosotros pobres seres humanos errantes y carentes de valor y dominio propio para decidir sobre nuestro hoy y nuestro mañana. No aferramos a dichos y voces:
- Mis padres me repitieron durante años que por haberme tenido no pudieron estudiar.
- Mis padres me decían: "No dejes la comida en el plato, piensa que hay chicos en otros lugares que se mueren de hambre".
- Siento culpa porque abusaron sexualmente de mí.
- Me siento culpable por la separación de mis padres.
- Siempre remarcaban mis errores y por eso me sentía culpable todo el tiempo.
- Tuve un padre ausente toda mi vida y debí hacerme cargo de mis hermanos, pero no supe cómo; yo tengo la culpa de sus situaciones actuales.
- ...
Se trata de creencias culturales que jamás te permitieron alcanzar ni disfrutar en absoluto de nada. Son las exigencias que demandaban que dieran más, siempre un poco más, y claro, como no pudiste alcanzar ese parámetro de perfección, terminaste ubicándote en el lugar de la víctima, acarreando culpas que no te correspondían.
En este punto es necesario que nos detengamos. Lo que decidimos escuchar y aceptar como nuestro es lo que nos enferma y nos detiene.
Ten en cuenta que "con lo que aceptamos, anulamos, postergamos o generamos nuestro éxito".
¿Quién maneja el control remoto de tus emociones y pensamientos?, ¿quién decide qué pensar, qué sentir?
Sólo tú. Dependerá de ti, de tu decisión de ubicarte en un lugar de víctima o de poder sobre tu propia vida.
Las personas suelen decir:
- El día me pone de mal humor.
- Mi jefe me saca de quicio.
- Me has estropeado el día.
- Hoy me has saturado.
- ...
Aceptando este trato, cualquiera podrá decirte qué hacer y qué no; los demás podrán utilizarte y lastimarte con permiso que tú les diste al ceder el lugar de control y poder sobre tu vida.
No fuimos creados para vivir de limosnas, ni lisiados de afectos. Nadie tiene derecho a castrar nuestros sueños más profundos ni a asegurar qué es lo que nos conviene o no. La felicidad y el éxito, la desdicha y el fracaso serán el resultado sólo de tus propias decisiones.
Todo lo que hayas dejado de lado para conformar a los demás puede ser recuperado si te lo propones y decides no postergar más tu deseo. Muchas veces no somos felices porque estamos ocupados tratando de agradar a los otros o encargándonos de responsabilidades equivocadas, que pertenecen a terceros. Consumimos todo nuestro tiempo erróneamente y cuando queremos saber adónde se fueron tantos años de nuestra vida, cuando necesitamos apuntar lo que hicimos en el transcurso de la misma, nos damos cuenta de que malgastamos el tiempo que necesitábamos para ocuparnos de los prioritario e importante: nosotros mismos.
Desperdiciamos más horas tratando de conformar y gustar a los otros que en ocuparnos de nuestra propia vida.
Y en esa vorágine de ser aceptado nos olvidamos de que primero necesitamos respetarnos a nosotros mismos y aprobarnos para poder ser aceptados por el resto.
El cielo va a estar lleno de gente buena, pero ¿de cuántos hombres justos y exitosos que cumplieron con su propósito? ¿De cuántos hombres que a partir de sus logros supieron convertirse en mentores de otros?
Si te aferras a tu propósito lograrás hacer lo que nunca has hecho, y entonces todo fracaso o error será transformado en enfrentamiento y progreso.
CULPAS AJENAS, CULPAS PROPIAS...
Herencias recibidas, heredadas, culpas acumuladas: todos cargamos con cargas que hemos asumido sin cuestionar por no permitirnos planear nuestra propia ruta. Respetamos patrones de conducta recibidos sin darnos cuenta de que ponemos en peligro nuestra propia vida y nuestros objetivos. Le cedimos un lugar de autoridad a la culpa y le dimos una jerarquía que no merece, pero lo peor es que permitimos que se instalara en nosotros y así fue como comenzó a convivir y a formar parte de nosotros mismos.
Al tomar conciencia del hambre del mundo, de los que no tienen nada, muchas veces nos castigamos y nos sentimos mal por poder disfrutar de todo lo que está a nuestro alcance. Si bien poder ayudar al otro es un acto de amor, de misericordia y de compasión, lamento decirte que el hambre del mundo no se detendrá por tu autocastigo.
Muchas mujeres no pueden disfrutar de un buen perfume ni de ropa elegante; no se permiten elegir lo mejor para ellas, sino que dicen: "¿Cómo me lo voy a comprar yo si los chicos necesitan cosas?" Y tal vez sus hijos tienen muchos pares de zapatillas, muchas camisetas y no requieren nada más, sólo ver a su mamá feliz. Sin embargo, esta mujer se llena de culpas y se niega un derecho que, gracias a Dios, puede darse: el de poder comprarse un perfume.
Durante años hemos sentido culpa de disfrutar de lo material y de lo emocional; la culpa ha hecho estragos dentro de nosotros y nos ha delimitado, nos ha cercado. Durante años ha hecho que nos conformemos con migajas, con aquello que los demás estaban dispuestos a darnos.
Muchas mujeres no pueden disfrutar de un buen perfume ni de ropa elegante; no se permiten elegir lo mejor para ellas, sino que dicen: "¿Cómo me lo voy a comprar yo si los chicos necesitan cosas?" Y tal vez sus hijos tienen muchos pares de zapatillas, muchas camisetas y no requieren nada más, sólo ver a su mamá feliz. Sin embargo, esta mujer se llena de culpas y se niega un derecho que, gracias a Dios, puede darse: el de poder comprarse un perfume.
Durante años hemos sentido culpa de disfrutar de lo material y de lo emocional; la culpa ha hecho estragos dentro de nosotros y nos ha delimitado, nos ha cercado. Durante años ha hecho que nos conformemos con migajas, con aquello que los demás estaban dispuestos a darnos.
Sentimos culpa por ser felices: "¿Cómo puedo ser feliz yo, si mi madre, mi hermana, mi tía están separadas y solas?" Y así es como boicoteas tu matrimonio.
"¿Cómo puedo disfrutar de comprarme un par de zapatos si mi hermana no tiene trabajo?" Pues bien, puedes comprarte los zapatos y también ayudar a tu hermana, siempre y cuando ella no esté abusando ni manipulando tus emociones.
"¿Cómo voy a irme de vacaciones si mi familia nunca ha podido tomarse unos días?" Lo cierto es que puedes irte de vacaciones y disfrutar porque has generado los recursos para hacerlo. ¡Prémiate!
Sin embargo muchos eligen castigarse. Sin darnos cuenta, los mandatos internos y externos recibidos cristalizaron en nuestra mente y hoy no podemos disfrutar de lo que está a nuestro alcance.
Hemos heredado el concepto de servilismo. Se han sometido a los pueblos y les han transmitido que ellos habían nacido para servir a quienes habían decidido ser una casta social de mayor jerarquía y privilegios.
Cuando se encuentran dos seres, el que es capaz de intimidar a su oponente queda reconocido como sócialmente superior, de modo que la decisión social no siempre depende de un combate. En algunas circunstancias, el mero encuentro puede ser suficiente.
La culpa nos lleva a olvidar lo que sentimos y necesitamos, nubla por grandes periodos de tiempo nuestros derechos, convirtiendo nuestras prioridades en necesidades secundarias, mientras le otorga a la opinión y a los pensamientos de los otros un lugar de urgencia y superioridad.
Y así es como, de un modo contundente nos hemos ido haciendo cargo de todos y de cada uno de los mensajes que han llegado a nuestro oídos, sin darnos cuenta de que no nos competía ninguna responsabilidad en las situaciones en cuestión.
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie" (Concepción Arenal)
ANALICEMOS ALGUNOS DE ESTOS MENSAJES:
*Tercer mensaje: "Eres responsable de lo que he hecho"
Sin embargo muchos eligen castigarse. Sin darnos cuenta, los mandatos internos y externos recibidos cristalizaron en nuestra mente y hoy no podemos disfrutar de lo que está a nuestro alcance.
Hemos heredado el concepto de servilismo. Se han sometido a los pueblos y les han transmitido que ellos habían nacido para servir a quienes habían decidido ser una casta social de mayor jerarquía y privilegios.
Cuando se encuentran dos seres, el que es capaz de intimidar a su oponente queda reconocido como sócialmente superior, de modo que la decisión social no siempre depende de un combate. En algunas circunstancias, el mero encuentro puede ser suficiente.
La culpa nos lleva a olvidar lo que sentimos y necesitamos, nubla por grandes periodos de tiempo nuestros derechos, convirtiendo nuestras prioridades en necesidades secundarias, mientras le otorga a la opinión y a los pensamientos de los otros un lugar de urgencia y superioridad.
Y así es como, de un modo contundente nos hemos ido haciendo cargo de todos y de cada uno de los mensajes que han llegado a nuestro oídos, sin darnos cuenta de que no nos competía ninguna responsabilidad en las situaciones en cuestión.
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie" (Concepción Arenal)
ANALICEMOS ALGUNOS DE ESTOS MENSAJES:
*Primer mensaje: "Sigue participando"
Muchas personas han recibido ese mensaje sutil que dice: "Lo que has hecho está bien, pero no es suficiente" En este caso la idea es: "Las cosas no están mal, pero podrían estar mucho mejor" Hagas lo que hagas, nunca será suficiente para conformar al otro, para colmar las expectativas de aquellas personas que te manipulan a través de la culpa.
*Segundo mensaje: "Mi dolor es mayor que el tuyo"
¿Te ha pasado alguna vez que necesitabas contarle a alguien una situación por la que estabas pasando y de repente te has encontrado consolando a tu interlocutor? Este tipo de manifestación y de expresiones constituyen una clara evidencia de la manipulación que el otro está ejerciendo sobre ti. Al hacerlo te está diciendo: "Tu dolor no es tan grande como el mío"
¿Te ha pasado alguna vez que necesitabas contarle a alguien una situación por la que estabas pasando y de repente te has encontrado consolando a tu interlocutor? Este tipo de manifestación y de expresiones constituyen una clara evidencia de la manipulación que el otro está ejerciendo sobre ti. Al hacerlo te está diciendo: "Tu dolor no es tan grande como el mío"
*Tercer mensaje: "Eres responsable de lo que he hecho"
En este caso resultamos ser nosotros los culpables de las quejas y de las angustias de los demás. Han sido nuestras palabras y nuestras acciones las que han determinado el malestar de las otras personas. ¡Falso! Ésto también es manipulación. Depende de cada uno de nosotros las emociones que sintamos, el valor que le demos a la palabra de los otros y las reacciones que tengamos. Cada uno de nosotros es responsable por la actitud que asumirá frente a las circunstancias y a los hechos.
"El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la esperanza de no sufrir más. Y así la vida se le escapa, sin gozar, de lo ya adquirido" (Leonardo da Vinci)
Desde pequeños se nos hizo creer una gran mentira: "Hay que satisfacer los gustos de los demás antes que los nuestros". Entendimos que necesitábamos ser abnegados para poder ser aceptados y no nos dimos cuenta del significado de este acto.
La abnegación no es una virtud, sino un acto contraproducente que ejercemos sobre nuestra propia vida. Postergarse y sacrificarse, dejarse para lo últimos es no reconocer nuestro propio propósito y vivir una vida que no nos pertenece.
El escritor Bob Mandel cita: "Su derecho a ser usted es diferente de los demás derechos. No se trata de un derecho que le ha otorgado un gobierno, un país o una autoridad externa, sino que viene con el 'paquete', es decir, usted. La vida es un viaje que empieza con usted y termina con usted, y en el medio hay un territorio desconocido esperando ser explorado".
Sólo a ti te compete la diferencia. Habrá un momento determinado en la vida en el que necesitarás darte cuenta de que si tu mismo no satisfaces tus propias necesidades, nadie lo hará. Lo que deseas que te suceda, dibújalo en tu mente y comienza a diseñarlo, detalla las metas y los pasos que necesitas dar y luego prosigue hasta el final.
Michael Jordan dijo: "Visualicé adónde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré".
Si algo sucede en tu vida será por ti.
Sólo a ti te compete la diferencia. Habrá un momento determinado en la vida en el que necesitarás darte cuenta de que si tu mismo no satisfaces tus propias necesidades, nadie lo hará. Lo que deseas que te suceda, dibújalo en tu mente y comienza a diseñarlo, detalla las metas y los pasos que necesitas dar y luego prosigue hasta el final.
Michael Jordan dijo: "Visualicé adónde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré".
Si algo sucede en tu vida será por ti.
"El objeto ha tomado forma en mi mente antes de empezar a pintar"
(Vincent van Gogh)
LIBRE DE CULPA Y CARGO
Todos los seres humanos tenemos derecho a ser felices y a vivir sin culpas. Todos tenemos cosas buenas y otras que no los son tanto; sin embargo, necesitamos conectarnos con lo bueno, con lo mejor que tenemos, y seguir adelante.
Sin darnos cuenta nos hemos llenado de culpas, de circunstancias difíciles que debimos pasar y que decidimos cargar sobre nuestros hombros, de mensajes que hemos aceptado e incorporado sin cuestionar y que asumimos como propios.
Obsesionarte con la culpa sólo traerá dolor y heridas a tu alma y a tu cuerpo. Tú eres tu propio tóxico. Ya es tiempo de aprender a ser libre de todos los paradigmas falsos que hasta hoy te dirigían y de disfrutar sin culpa. El cordón umbilical se ha roto y ahora te toca decidir a ti. Simplemente sé tú mismo, limpia el polvo de tus zapatos y sigue adelante. Vacíate de culpas propias y ajenas y comienza a vivir con convicción.
La convicción te permitirá prever, modificar, cambiar lo que sea necesario cambiar y seguir adelante.
"La culpa no está en el sentimiento, sino que se halla en el consentimiento"
(San Bernardo de Claraval)
*Si te has equivocado, pide perdón. Saber disculparse es un acto de grandeza. implica reconocer nuestros errores y cambiar la actitud. Si está a tu alcance, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará paz.
*Mereces ser feliz. Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Deshazte de la culpa falsa. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de las ajenas.
*No quieras cambiar a nadie: sólo cambia quien decide cambiar. La mejor manera de que el otro cambie es no intentar cambiarlo.
"Somos víctimas de nuestras elecciones" (Anónimo)
Cada vez que tomes una decisión, pregúntate si te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo.
Cada vez que elijas quién te va a acompañar en un proyecto, piensa si esa persona sumará valor y te permitirá ser la versión de ti mismo.
Cuando leas, investigues, aprendas y crezcas serás tu mejor versión lograda en el plano intelectual.
Cuando proyectes con todas tu fuerza tu sueños y pongas en marcha tus objetivos, conocerás tu propia esencia, tu valor y el dominio propio, ese que está dentro tuyo. Entonces, tu verdadero yo emergerá y sabrás reconocerse a sí mismo. Vivir, gozar y disfrutar son derechos que tenemos todos los seres humanos. Es un derecho alienable, que nos viene adquirido desde que nacemos. Nos corresponde por ley
Extraído del libro "GENTE TÓXICA"
De: Bernardo Stamateas
Realizado por Inés Estela
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