UN AÑO QUE COMIENZA


Con todo mi cariño  
les deseo mucha felicidad, 
paz, salud, amor y prosperidad.

Inés Estela López



SENTIR LA PERDIDA


En la ruta hacia la curación es aceptar la realidad de la situación: Que hemos sufrido una pérdida. La pérdida es real y resulta importante reconocerla. Sentir es normal. ¡No dejemos de sentir! No reprimamos la ira, la tristeza, los nervios ni la desesperanza. Estos sentimientos son muy naturales. No disimulemos los sentimientos, creyéndonos inmaduros o pensando que ese tipo de conducta es inaceptable. Si tenemos deseo de llorar, ¡hagámoslo! El llanto es una reacción natural, muy necesaria para curar el cuerpo. De hecho, se ha comprobado científicamente que las lágrimas de tristeza tienen una composición bioquímica distinta a la alegría. Por lo tanto, llorar nos ayuda a eliminar ciertos elementos del cuerpo. Nos purifica el alma.
  
Es natural que pensemos a menudo en el ser querido que se ha perdido; al hacerlo, a veces los pensamientos se entremezclan con ira. Si nos enfadamos, dejemos que la ira surja sin perjudicarnos, ni perjudicar a otros; dejémosla escapar en alguna actividad física, practicando algún deporte o gritando en un lugar remoto. Es comprensible que sintamos dolor y enojo; es saludable expresar esos sentimientos de un modo benéfico.

Tampoco debemos calificar los sentimientos. Todos somos individuos; nuestras relaciones mutuas son siempre únicas. Por lo tanto, cada uno reacciona a una situación de modo diferente, sobre todo ante una pérdida. No nos juzguemos por lo que sientan otros. No hay una manera de sentir que sea correcta o equivocada.
  

También es bastante común que deseemos evadirnos del dolor cuanto antes, por lo que algunos tratan de medicarse con sedantes. A veces son necesarios para lograr un alivio rápido y pasajero. Sin embargo, a largo plazo, las drogas estorban nuestro progreso y esos sentimientos que tratamos de reprimir suelen emerger de un modo u otro.

Se percibe cuando alguna persona no ha elaborado su duelo. El cuerpo lo demuestra, pues lo exterior es espejo del mundo interior. Han reprimido sus sentimientos al punto de perjudicar su salud. El duelo no elaborado los carcome literalmente, y se manifiesta en una miríada de dolencias y enfermedades: ansiedad, obesidad, depresión, alergias, dolores agudos, problemas respiratorios y en algunos casos, cáncer.
   

Recordemos que cuando perdemos a un ser querido, duele el alma, el cuerpo, los pensamientos y los sentimientos. El pasado con sus recuerdos, el presente por lo que se siente, y el futuro sin esa persona querida que ya no la vamos a tener nunca más a nuestro lado.
   

Así, no solo se puede llorar, sino que, además, es sano pues el llanto actúa como una válvula liberadora de angustia.
   

Por lo tanto, a fin de conservar la salud, debemos pasar plenamente por la experiencia del sentir. Los sentimientos son nuestro instrumento de la vida.

Inés Estela López


AMA TU VIDA



No puedes a lo que otros quieren de ti. 
La sociedad, la familia, los amigos, 
el ser amado no conocen lo que uno debe hacer.
Sólo uno sabe y sólo uno puede hacer lo que es justo para sí mismo. 

Comienza ahora, tendrás que esforzarte mucho... 
Tendrás que sobrepasar muchos obstáculos. 
Tendrás que soslayar sus prejuicios. 
Pero puedes lograr cuanto desees, 
si te esfuerzas de verdad lo suficiente. 

Comienza ahora mismo 
y vivirás una experiencia diseñada por ti y para ti. 
Y así podrás amar tu vida. 

No podemos vivir tratando de responder a los requerimientos de los demás. 
No podemos estar pendientes de las necesidades de todos... 
No podemos tratar de responder a lo que los demás esperan de nosotros. 
No podemos hacer lo que los demás pretenden que hagamos. 
Debemos ser auténticos, sinceros con nosotros mismos: ¡Ser!

Sólo nosotros conocemos nuestras propias necesidades, 
y somos los verdaderos protagonistas de nuestra historia. 
Amar la vida significa también amarnos y respetarnos, asumirnos,
 tratar de ser mejores personas cada día no porque así lo quieren los demás 
sino porque somos nosotros los que deseamos crecer, cambiar, evolucionar. 



Amar la vida es diseñar nuestras propias experiencias 
y en el diseño poner lo mejor de nosotros... lo más auténtico... 
Sólo porque nosotros lo deseamos así 
y porque reconocemos que somos los artífices de nuestro propio destino, 
de nuestra propia vida. 

Amar la vida... 
Con sus obstáculos, con sus problemas, con sus días grises, 

negros y blancos. 
En la alegría y en la tristeza, 
en el mejor momento y en el peor. 

Estamos vivos. Tenemos vida. 
Aprendamos a amarla desde ahora y para siempre... 
En tu reloj mira la hora y comienza ya... 
No pierdas tiempo...

Desconozco su autor





MADRE:



Siempre en nuestros corazones te recordaremos 
con alegría y con infinita ternura. 
Se que fuiste feliz a nuestro lado 
y nos entregaste de ti lo más apreciado. 
Tu cariño, tu dedicación y entrega. 
La vida te dio un hermoso regalo 
de un esposo bueno y de tres hijos. 
Regocijada de lo que habías sembrado.
Con cinco nietos que a la vez eran hijos, 
por la forma en que los mirabas,
ellos también a ti te adoraban.
Para nosotros no te has ido, has quedado sellada 
en cada célula de nuestra existencia.
En nuestros pensamientos y sentimientos. 
Esta saga no hubiese existido pues todos venimos de ti, 
de esa unión que un día se produjo; 
y yo como hija agradezco mi existencia. 


Tu vida no fue en vano, ha sido hermosa, 
caracterizada por el amor, entrega, fe, paciencia, 
resignación y de un lindo corazón lleno de dulzura.
MADRE, hermosa y tierna; tu espíritu se queda impregnado
en todo los que aquí has dejado.
Esos rayitos de luz te mandan con esperanza, 
felicidad en tu nueva estancia.
Que desde aquí no olvides 
que seguiremos amándote.


Inés Estela López