UNA SILLA VACÍA EN NAVIDAD


En las fiestas de Navidad y para la mayoría de las personas es motivo de reencuentros familiares, alegría y mucha diversión; pero para aquellas familias que han sufrido la muerte de un ser querido, se trata de tiempo muy difícil, de nostalgia, sufrimiento e incomprensión. 


La esencia de la Navidad se encuentra en la vida familiar, en el compartir de forma gestual el afecto que nos profesamos, y el gozo de poder estar juntos. Comemos los platos tradicionales, nos hacemos regalos, y organizamos actividades con los pequeños. Pero para aquellos en duelo todos estos momentos reactivan sentimientos de aflicción por la ausencia de la persona fallecida. 
Más que en ningún otro momento del año, la Navidad es una contradicción: el o ella no están, entonces ¿que sentido tiene la celebración de estos días?



Si estás en duelo, es natural que te sientas triste, sobrepasado e incluso enfadado, y como no eres capaz de controlar tus emociones, estas entraran en conflicto con lo que se espera que hagas estas fiestas. Los otros: hijos, hermanos, quizás tu pareja, tus amigos más íntimos, te piden que estés presente, que estés bien, que hagas lo de siempre, que tires adelante; pero tu estás roto por dentro, no tienes fuerza y desearías ya que estos días hubieran pasado. No puedes dejar de pensar en tu persona querida ausente. 




Te molestan las luces de las decoraciones, la música tradicional de las fiestas y el pensar en los regalos y las comidas. Mucho antes de que lleguen estas fechas ya empiezas a temerlas. Te preguntas como podrás resistirlo y como lo harás para que la tristeza no te embargue, arruinando las fiestas a los otros miembros de la familia.



Es posible que te haya pasado por la cabeza la fantasía de suprimir las Navidades. Hay muchas familias que toman esta decisión. Ante el dolor de lo que les espera prefieren cancelar la Navidad, no organizar nada que les recuerde estas fechas y o hacer algo distinto: un viaje por ejemplo, a un sitio lejano, un lugar que no les recuerde nada de lo sucedido, donde nadie les conozca, lejos de la casa, los amigos, los rituales. Esta es una opción natural y humana. 
Es posible que esto te haga la Navidad más ligera, pero recuerda que la pena la llevas allí donde tu vayas y que la próxima Navidad vas a tener que afrontar la misma decisión con la diferencia de que habrá pasado un año, pero el dilema seguirá siendo el mismo: ¿como organizar la primera navidad sin él o ella? 
Huir de la situación no la resuelve; el dolor emocional podemos posponerlo pero nunca evitarlo. Y con el tiempo se crece. 
Muchas familias que han ensayado esta opción manifiestan que el siguiente año es peor. Otras han acabado por no organizar nunca más una fiesta de Navidad: año tras año el dolor se ha ido acumulando y la pared de evitación o defensa ha tenido que fortificarse más y más.


Quizás perteneces a una familia que ha escogido el camino de hacer lo de siempre, en un intento de seguir la vida como si nada hubiera pasado. Para muchos funciona el lema. “hay que hacerse el fuerte y lo mejor para sobrellevar la situación es no hablar de ello”. No se menciona nunca a la persona ausente y se intenta borrar o apartar todo lo que pueda suscitar un recuerdo emotivo.

El dolor se esconde y controla y se instala la máscara de duelo, ese “hago ver que lo llevo bien” que todos os colocáis en un intento de protección.
Es posible que en algún momento estas defensas no funcionen y alguien se emocione y las lágrimas le humedezcan los ojos. Entonces otro miembro de la familia saltará con un: “no te pongas así, por favor, hazlo por nosotros” y entonces el afectado se tragará el nudo de tristeza, o se aislará para vivir en su soledad el sufrimiento. 



Todos los miembros de la familia se compromete, en un acuerdo no explicito, en negar la realidad de lo sucedido. Esta manera de afrontar la Navidad, solo hace que empeoren las cosas: los sentimientos encubiertos acaban saliendo de forma distorsionada. 

Las personas en duelo acaban no mencionando a sus seres queridos para no preocupar a los demás, y el resto tampoco habla para no preocupar a los dolientes. 
Todos sufren en silencio lo que acrecenta más y más los sentimientos de inadecuación y el aislamiento; todo ello acompañado de mucha tensión fruto de los esfuerzos por hacer ver que nada ha pasado, o que no están afectados por lo sucedido. Esta tensión a menudo se traduce en situaciones de agotamiento, irritabilidad, y mucha ansiedad.



Pero hay otra posibilidad que puedes plantear: construir una nueva Navidad. 
Nunca nada volverá a ser como antes pero tu y tu familia podéis empezar a afrontar la vida de una manera distinta. Podéis mantener lo que os ayude en este proceso, eliminar lo que no os ayuda y crear nuevas formas de vivir estas fiestas. ¿Cómo se hace esto? 

Te damos unas sugerencias fruto de nuestro trabajos con familias que como tu, han perdido a un ser querido.

Haz una reunión familiar antes de que lleguen las fechas. Convoca a toda la familia a una reunión abierta para hablar de las fiestas. Es importante que participen los mayores, los niños y adolescentes también, y los amigos significativos si los hay. 
La reunión debe hacerse con tres normas muy sencillas: nadie interrumpe cuando uno habla, hay permiso para expresar sentimientos y todos deben tener su tiempo, niños incluidos. 
Hablad de vuestras emociones, vuestras necesidades e inquietudes, vuestros temores. Hablad de lo que cada uno necesita estos días, las distintas opciones y los deseos: ¿Quieren hacer cosas como siempre? 
¿Qué cosas deseáis?
¿Cuáles afrontáis con temor?




El simple hecho de realizar este encuentro ya supondrá un gran cambio: estás diciendo que os necesitáis mutuamente, que habéis vivido una experiencia muy traumática, pero queréis compartirla en familia y que la comunicación y expresión de vuestros sentimientos en estos días es esencial y os vais a dar permiso.

Repasad lo rituales habituales de vuestra familia: el árbol de Navidad, el pesebre, las
comidas, los regalos, los Reyes, la fiesta de fin de año. 
Dejad que cada uno exprese su sentir respecto a cada uno de ellos. Habrá algún miembro de la familia que manifestará su deseo de no hacer nada; otros, como los niños y adolescentes por ejemplo, expresaran su necesidad de
celebrar a pesar de lo sucedido. 
Escucharos mutuamente y pactad lo que podéis o no hacer y compartir. Haced saber a la familia extensa lo que habéis decidido, explicarles que os habéis reunido y lo que necesitáis de ellos. 
Vuestros amigos y familia más lejanos respetaran vuestras decisiones y agradecerán saber cómo pueden ayudaros.

Buscad una manera simbólica de recordar a la persona fallecida a lo largo de las fiestas. Cread una manera, o un espacio o un tiempo específico para rememorar . Haced que todo el mundo que lo desee participe de este espacio. Sed creativos: los niños os darán muchas ideas.




Marcad los momentos de recordar de forma clara, eso ayudará a que el resto del tiempo pueda vivirse con menos dolor. 
Quizás un tiempo adecuado puede ser antes de empezar la comida, o antes de abrir los regalos, o en algún momento ante el pesebre. Un simple momento de pararse,
recordar que nos hubiera gustado que nuestra persona querida estuviera con nosotros y celebrar y honorar su vida y su muerte. Quizás compartir lo que le hacia tan especial. Y si alguien se desborda, simplemente una mano o un hombro afectuoso y no permitir ni que se aísle, ni que interrumpa la emoción que surge.

Hablad de las cosas que haréis con los niños, tenedlos en cuenta. Incorporar a los pequeños en todos los rituales de recuerdo. No podéis pasar las fiestas haciendo ver que nada ha sucedido, que la persona ausente no ha existido nunca o está de viaje. 


Cuando un niño afronta una situación de crisis en la vida, lo primero que hace es mirar a los ojos del adulto que le acompaña. Si ve miedo, entonces responderá con miedo. Pero si el niño tiene la fortuna de estar rodeado de adultos que sienten su dolor y lo expresan sin temor, entonces reaccionará de la misma manera, y estaremos educando a niños fuertes para la vida. 
Lo que intranquiliza al niño no es nuestro miedo a la muerte, sino nuestro miedo a hablar de ella. 
Un niño no teme a la muerte si los adultos que le rodean no temen sus preguntas ni esconden sus sentimientos.

Entonces, cuando sean mayores preguntarán sobre estas primeras Navidades sin papá o mamá, o el hermanito, o el abuelo, y les podremos explicar las cosas que hicimos con ellos, y de cómo participaron en los rituales: les podremos dar la certeza de que hicieron algo en honor de la persona fallecida. Muchos niños les gusta preparar dibujos simples, y emotivos escritos que después podemos leer al empezar o terminar la comida, colgar en el árbol de navidad, o depositar en un rincón especial del pesebre.




El mayor miedo del hombre es expresar la propia vulnerabilidad. Nos da miedo hablar de todo lo que es incómodo y nos despierta sufrimiento; ¿porque nos produce tanto temor expresar dolor?

Hay factores culturales y también de educación que explican la dificultad en conectar y expresar sentimientos difíciles. Pero las lágrimas de emoción ante una pérdida de un ser querido son la manifestación más natural de amor que lo seres humanos tenemos; una muestra de que hemos amado y de que echamos de menos ese amor, de que nos importa lo que nos ha sucedido y necesitamos expresarlo con nuestro cuerpo…  
¿Por qué paramos esta forma natural espontánea y humana de expresión? 
Nos han enseñado que eso no está bien, que mostrar emociones es ser inadecuado y que el dolor hay que llevarlo en la intimidad como si fuera algo de lo que uno debe
avergonzarse. Pero hoy sabemos que no expresar el dolor, lo que llamamos: "conductas de evitación en el duelo" acarrean consecuencias graves de salud física y mental. 
Están descritos problemas psicosomáticos, insomnio, trastorno de ansiedad y depresión; problemas de salud, mayor incidencia de cáncer y enfermedades coronarias. 



De una manera metafórica, es posible que las lágrimas no expresadas intoxiquen a nuestro cuerpo. Por otro lado no están descritos efectos secundarios negativos asociados a la expresión del dolor; a permitir el llanto, si acaso un aligeramiento, más comprensión sobre lo sucedido, y mejores relaciones con los que nos rodean.

Las lágrimas según el Dr Frey contienen hormonas del estrés y son la forma natural que tiene nuestro cuerpo de relajar la tensión y mejorar la capacidad de procesar acontecimientos traumáticos de una manera más sana y con menos consecuencias para la salud.




Quizás deberíamos empezar a diferenciar que hablar de la muerte no es morirse. Podemos sentir miedo a la muerte, a la pérdida de un ser querido significativo, eso es humano, pero lo que es inhumano es nuestra incapacidad para hablar de ello, nuestro miedo a compartir nuestras preocupaciones sobre la muerte, o sobre los seres queridos que nos han dejado. 
Si somos capaces de trasmitir que no tenemos temor a ese compartir de afectos, que no tememos hablar de nuestro miedo a la muerte con nuestros amigos hijos y conocidos, entonces estamos enseñando que el dolor es soportable si se puede compartir, que se puede vivir el duelo de otra manera muy distinta con más conciencia y confianza. 
Es entonces cuando en el contacto cálido de la gente que nos escucha sin miedo, ni prisa, podremos abrirnos a la posibilidad de encontrar una esperanza o una aceptación en un sentido al misterio de la experiencia tan extraordinaria que es la vida y que es la muerte.

De: Alba Payás Puigarnau (Psicoterapeuta especialista en duelo)


FELIZ NAVIDAD



























UNA SOBRE EL MISMO MAR



Vamos, cantemos, somos siete 
sobre el mismo mar 
siente el latir de un solo pulso 
llegó navidad. 

Fuerteventura, dunas y arena
aulaga y soledad.
Sobre Tindaya trae el viento
arcanos desde el mar
con un conjuro de libertad
amor, futuro y pan.

Por La Gomera silba una estrella
al cedro y al brezal
órganos de basalto cantan
nuestra unidad.
Coge el guarapo y ven a brindar
en esta navidad.

Vamos, cantemos... 

Bajo las lavas de Lanzarote
duerme un corazón
en su latir cantan mi voz
los Novios del Mojón.
Iza el Janubio en mares de sal
sus velas rumbo al sol.

Apunta el Nublo
por Gran Canaria
el paso de mi andar
por los barrancos donde habita
el alma del Faycán.
Cuevas pintadas con mazapán
pregonan navidad.

Vamos, cantemos... 

Canta la Palma por Sirinoque
el son de mi niñez.
Por Taburiente, arrullo y paz
almendras, flor y miel.
Con Los Enanos se hará verdad
la magia que soñé.

Teide y retamas por Tenerife
Aroman mi cantar
Vuela en Ucanca la esperanza 
verde del pinar.
Un Tajaraste, ven a bailar
en esta navidad.

Vamos, cantemos... 

Con las sabinas vive en El Hierro
El ansia de mi sed
Dormido en pozos aún está
El árbol Garoé. 
Busca mi faro y encontrarás
la senda del ayer.

Traza tu rumbo por siete estrellas
y se forjarán
con el poder de una canción
caminos sobre el mar.
Canarias una sola será
en esta navidad.

Vamos, cantemos, somos siete 
sobre el mismo mar 
siente el latir de un solo pulso 
llegó navidad. 

(Letra y música: Benito Cabrera)



LA NEGATIVIDAD


Un grupo de discípulos le preguntó una vez a su maestro Zen: 
¿De dónde viene el lado negativo de nuestra mente?

El maestro se retiró un momento y enseguida regresó con un gigante lienzo en blanco. 
En medio del lienzo había un pequeño punto negro. 

¿Qué ven en este lienzo? - preguntó el maestro.

Los discípulos respondieron, un pequeño punto negro.

El maestro dijo: Ese es el origen de la mente negativa. Ninguno de ustedes ve la enorme extensión blanca que lo rodea.




EL BAMBÚ


Una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. 
Quien cultiva la tierra, no es impaciente frente a la semilla sembrada que con infinita paciencia espera que surja su proceso.

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apropiado para personas impacientes:

Se siembra la semilla, se la abona, y se la riega constantemente.
Durante los primeros meses, aparentemente no sucede nada. Durante los primeros siete años, en realidad no ocurre nada, de tal manera, que un cultivador inexperto, pensaría de que esas semillas no son fértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de treinta metros. En realidad, se tomó siete años y semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, el bambú genera un complejo sistema de raíces, que le permitirán sostener el crecimiento que va a tener después.

Esto nos da una lección de paciencia y perseverancia, de espera y aceptación.

Muchas veces queremos encontrar resultados rápidos y a veces abandonamos justo cuando estábamos a punto de "conquistar la meta". Nos olvidamos que conviene ser perseverantes y esperar el momento adecuado.

Es necesario comprender, que a veces estamos atrapados en situaciones o etapas en nuestra vida en que pareciera que no sucede nada y nos decaemos... 
En esos momentos, podemos recordar el ciclo de crecimiento del bambú y no rendirnos, al no ver los resultados que esperamos en esos momentos, algo está creciendo y madurando en nuestro interior, esperando el momento oportuno para materializarse. 

(Si todavía no consigues lo que anhelas, no te desesperes, ten paciencia, todo tiene su razón de ser). 



TODO ESTÁ BIEN...


Un discípulo Intrigado, le preguntó al maestro: 

- ¿Nunca te acontecen situaciones que no puedes resolver? 
No entiendo por qué siempre dices «está bien, está bien» cuando se te pone al corriente de alguna contrariedad o vicisitud. 

El maestro sonrió y dijo: 
- Sí, todo está bien, todo está bien. 

- Pero ¿por qué? -preguntó escéptico e incluso un poco irritado el discípulo. 

Y el maestro explicó: 
- Porque cuando no puedo solucionar una situación en el exterior, la resuelvo en mi mente cambiando de actitud. Ningún ser humano puede controlar todas las circunstancias o situaciones externas, pero sí puede aprender a controlar su actitud ante las mismas. Por eso, para mí, todo está bien, todo está bien...




FRIDA KAHLO


Magdalena del Carmen Frida Kahlo y Calderón nació en Coyoacán, México, el 6 de Julio de 1907. Fue pintora y poetisa.
Era la tercera hija del fotógrafo alemán, de origen judío húngaro, Guillermo Kahlo y su segunda esposa Matilde Calderón, mexicana de ascendencia española. Sus dos hermanas mayores fueron Matilde y Adriana.
Solo once meses después del nacimiento de Frida nació su hermana menor Cristina. Ella fue su constante compañera y la única de las hermanas Kahlo que dejó descendencia. 

La vida de Frida estuvo marcada desde muy temprana edad por el sufrimiento físico y las enfermedades que padeció. El primero de estos infortunios consistió en una poliomielitis que contrajo en 1913, dando inicio a una serie de sucesivas enfermedades, lesiones diversas, accidentes y operaciones. 
Esta primera enfermedad la obligó a permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda. 
Animada por su padre y como parte de su rehabilitación Frida practicó diversos deportes, algunos poco usuales en la sociedad mexicana de su época para una niña.

Sin embargo, la evidente limitación motriz, así como las constantes operaciones quirúrgicas y tratamientos médicos hicieron que Frida se desarrollara de modo diferente y con frecuencia se viera impedida de participar con otros niños. 


Varios de los cuadros que luego pintara en su vida adulta reflejan la temática de la soledad de su infancia. Un ejemplo que se cita con frecuencia es la obra de 1938 (Niña con máscara de muerte o Ella juega sola) que Frida pintó en dos versiones, muestra a una pequeña niña de unos cuatro años de edad con una máscara de calavera. Si bien se trata aquí del Día de los Muertos, una celebración que en México tiene un carácter de fiesta popular, también se ha comentado el sentimiento de soledad que a pesar de ello transmite la pequeña en este cuadro, quien se supone que representa a la propia Frida.

El 17 de septiembre de 1925 sufrió un grave accidente cuando el bus en que ella viajaba fue arrollado por un tranvía, quedando aplastado contra un muro y completamente destruido. Regresaba de la escuela junto a Alejandro Gómez Arias, su novio de entonces. Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas múltiples en diversas partes. 
La medicina de su tiempo la atormentó con varias operaciones quirúrgicas (por lo menos 32 a lo largo de su vida), corsés de yeso y de distintos tipos, como asimismo diversos mecanismos de "estiramiento".


Durante su larga convalecencia comenzó a pintar de manera más continuada. En septiembre de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo que dedicó a Alejandro Gómez Arias. En este primer autorretrato emprendió una dinámica que continuaría el resto de su existencia: reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían.


En 1927 su pintura se volvió más compleja. En ese año pintó el Retrato de Miguel N. Lira, donde muestra a su compañero en un fondo muy particular y simbólico lleno de objetos y signos que aluden a su nombre. Apenas un año más tarde realizó el retrato de su hermana Cristina con líneas muy puras y tonos muy suaves.


Por esa época, Frida ya había comenzado a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales. Conoció al comunista cubano Julio Antonio Mella que vivía exiliado en México. A partir de ese momento comenzó a participar en las reuniones políticas del partido Comunista incorporándose formalmente junto a varios compañeros de su ámbito estudiantil. En esa época también conoce al pintor Diego Rivera militante del partido.

Originalmente no planeaba el convertirse en una artista. Sus pinturas, principalmente autorretratos y naturalezas muertas, eran deliberadamente ingenuas y llenas de colores y formas inspiradas en arte folclórico mexicano. 

Cuando tenía 22 años, se casó con el muralista mexicano Diego Rivera, 20 años mayor que ella. Esta relación tormentosa y apasionada sobrevivió infidelidades, la presión de sus carreras, el divorcio, una segunda boda, los asuntos amorosos lésbicos de Frida, su mala salud y su incapacidad de tener hijos. 


Encontrándose en Detroit por trabajo de su esposo sufrió su segundo aborto. Durante su recuperación pintó su autorretrato “Aborto en Detroit”, realizado en un estilo más penetrante, inspirado en los pequeños cuadros votivos del arte popular mexicano que recibían el nombre de retablos. Esta pintura era totalmente independiente de lo que hacía su esposo. Rivera, consciente del valor de la obra y de este periodo, dijo: «Frida empezó a trabajar en una serie de obras maestras sin precedentes en la historia del arte, pinturas que exaltaban la cualidad femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Nunca antes una mujer había puesto semejante atormentada poesía sobre la tela.»

Frida una vez dijo: "Sufrí dos graves accidentes en mi vida….Uno en el cual un tranvía me arrolló y el segundo fue Diego". El accidente de tranvía la dejó inválida físicamente y Rivera la dejó inválida emocionalmente.


Durante su vida creó unas 200 pinturas, dibujos y esbozos relacionados con las experiencias de su vida, dolor físico y emocional y su turbulenta relación con Diego. Ella pintó 143 pinturas, 55 de las cuales son autorretratos. Cuando le preguntaban porque pintaba tantos autorretratos y ella contestaba: "Porque estoy sola tan a menudo y soy la persona que conozco mejor".


En 1939 expuso sus pinturas en Francia acudiendo a una invitación de André Breton, quien intentó convencerla de que eran «surrealistas», aunque Frida decía que esta tendencia no correspondía con su arte ya que ella no pintaba sueños sino su propia vida. 
Una de las obras de esta exposición (Autorretrato- El Marco, que actualmente se encuentra en el Centro Pompidou) se convirtió en el primer cuadro de un artista mexicano adquirido por el Museo del Louvre. Hasta entonces, Frida Kahlo había pintado solo privadamente y a ella misma le costó admitir que su obra pudiese tener un interés general. Aunque gozó de la admiración de destacados pintores e intelectuales de su época como Pablo Picasso, Wassily Kandinski, André Bretón o Marcel Duchamp.

En 1953, cuando Frida exhibió en solitario por primera vez en México (la única que celebró en su país natal durante toda su vida), un crítico local escribió:
"Es imposible el separar la vida y el trabajo de esta persona extraordinaria. Sus cuadros son su biografía".


Esta observación sirve para explicar porque su trabajo es diferente del de sus contemporáneos. Cuando se inauguró su exposición, su salud era tan mala que su médico le dijo que no se levantara de la cama. Ella insistió en asistir a la inauguración y, en el puro estilo de Frida, así lo hizo. Llegó en una ambulancia y su cama en la parte trasera de un camión. Cuatro hombres la cargaron y llevaron hacia los huéspedes que esperaban.

Frida y Diego eran muy activos en el Partido Comunista en México. A principios de Julio de 1954, hizo su última aparición pública, cuando participó en una manifestación comunista. Poco después, el 13 de Julio de 1954, a la edad de 47 años, Frida falleció.

Una vez, cuando le preguntaron sus disposiciones funerarias, Frida replicó: "Quemar mi cuerpo… No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada. ¡Simplemente quemadlo!"

El día después de su muerte, amigos y familiares se concentraron en el crematorio para asistir a la 
incineración de la artista más grande y más original de México. 

La ultima entrada de su diario reza: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás" 


Sus cenizas fueron colocadas en una urna pre-colombina, la cual se exhibe en la Casa Azul que compartió con Rivera. 

Un año después de su muerte, Rivera regaló la casa al gobierno mexicano para que se convirtiera en un museo. 

Diego Rivera murió en 1957. El 12 de Julio de 1958, la Casa Azul se abrió oficialmente como el Museo Frida Kahlo.

Una visita al Museo Frida Kahlo es dar un paso atrás en el tiempo. Todos sus efectos personales se muestran por toda la casa y todo parece estar tal y como ella lo dejó. Uno tiene la sensación de que ella todavía vive allá y ha salido brevemente para permitirte el visitar su santuario privado.


Tras su muerte en 1954, por largo tiempo se guardó silencio sobre ella y en los comienzos de los años 70 fue redescubierta en el contexto del movimiento de liberación de las mujeres. 
Desde entonces se han realizado numerosas exposiciones de sus obras y variados homenajes a la mujer y a la artista Frida Kahlo. Su fama se ha incrementado permanentemente.

Ha sido descrita como una de las grandes divas de la historia. Contribuyó a la creación de su mito la forma de vestir y de arreglarse, frecuentemente ataviada con vestimentas indígenas, collares y abalorios inspirados en el folclore mexicano tanto precolombino como del periodo colonial.

Fue una de las primeras pintoras que expresó en su obra su identidad femenina desde su propia óptica de sí misma como mujer, rechazando la visión de lo femenino que se dibujaba desde el tradicional mundo masculino. Ella fue una de las que favorecieron en la formación de un nuevo tipo de identidad para la mujer y es reconocida, hoy, como un símbolo.