LA VOLUNTAD


Es la facultad de los seres racionales de poder gobernar sus actos. Intención de hacer una cosa. Ganas o deseo de algo.

Es la fuerza primordial que afirma la personalidad, la que nos ayuda a crecer, aprender, superarnos, elevarnos, triunfar y vencer.

La voluntad si no se acompaña de la razón y de la comprensión, es una voluntad ciega y peligrosa. Está relacionada con la motivación.

El camino que nos lleva a la motivación y a la acción comprende dos tipos de factores:

1º Los factores previos: 
Como las metas, los proyectos y los objetivos. 
Solemos formularnos las metas y los objetivos antes de emprender nuestros proyectos. Esto serían los factores que nos impulsarían a actuar. 
Cuando nos ponemos metas, estas actúan como incentivos para proceder y llegar a realizarlas.

2º Los factores secundarios: 
Estos se producirían después de la acción. 
Actuarían como “reforzadores” de la acción. 
Un premio nos incentivaría a repetir nuestro actuar, una sanción en cambio nos inhibiría, nos llevaría a la inacción.

(El miedo al fracaso puede dificultar el no poner en práctica nuestros proyectos).

Por su parte, las metas, esos objetivos que nos trazamos en ciertas etapas de nuestra vida, jugarían el papel de reorganizar nuestros motivos y les trazarían una orientación particular.

Algunas personas caen en el fatalismo y de la impotencia ante la idea que se hacen de sí mismos.

Lo importante para nuestra vida no son sólo los resultados de nuestro actuar. Lo importante es comprender que estamos siempre en un camino de auto-aprendizaje, y que si los resultados nos son todo lo buenos que esperábamos, lo esencial es que ponemos a prueba nuestras destrezas y que podemos perfeccionarlas sin nos empeñamos en ello. La motivación es, por lo tanto, un factor educable.

De esta manera, podemos ver que nuestra decisión de actuar está determinada en primer lugar por nuestro deseo de hacer algo, luego por nuestra capacidad de hacerlo, y finalmente por nuestra confianza en nuestra capacidad.

Las personas que tienen menos resistencia o tolerancia frente al fracaso, tienen más dificultades a la hora de actuar. El miedo al fracaso actúa como un factor paralizante.

Hace falta precisamente un puente que una estos dos caminos el de la motivación y el de la voluntad, que sería la valentía. Lo que uniría la razón y el deseo sería el coraje. 
Es indispensable tener la valentía de afrontar las decisiones y actuar, con todos los riesgos que esto pueda implicar.

Entonces, tenemos que para ejercer nuestra voluntad solemos partir de diversas motivaciones, luego pasamos a elegir entre las diversas opciones de manera inteligente y finalmente actuamos.
Para dar este último paso es indispensable el valor y el coraje.

Actuar implica siempre el riesgo y la posibilidad de equivocarse. Afrontar esta posibilidad de antemano es una decisión que no todos tomamos de manera consciente.


CUALIDADES DE LA VOLUNTAD

Energía: Una voluntad fuerte suele utilizar esta cualidad. Se trata de evaluar la intensidad de energía que requerimos en cada caso para superar las dificultades de llevar a término nuestro proyecto.

Dominio: La voluntad tendría la misión de ejercer control sobre las demás funciones psíquicas. En este caso no se tratará de inhibirlas o reprimirlas, sino de regular su utilización para poder obtener un resultado más efectivo y fructífero. Nuestra capacidad de autocontrol es primordial.

Concentración: Se utiliza para mantener en la consciencia los proyectos y las metas que se desean cumplir. De esta manera, concentramos en nuestros propósitos toda nuestra atención y todo nuestros esfuerzos.

Resolución: Después de la toma de decisiones, la valoración de lo que conlleva ese deseo, es necesario tener los objetivos claros para emprender la acción o para evitar cualquier duda o indecisión en el transcurso de nuestro proyectos.

Constancia: A veces se queda en tan solo en un deseo o en un entusiasmo de las primeras etapas. La constancia implica paciencia y resistencia "resiliencia" frente a las contingencias del azar.

Valor: Recurrimos al valor para tomar la decisión de emprender un
proyecto y luego para perseverar en él. Es indispensable para ejercer de manera eficaz nuestra voluntad.

Organización: Dirigir nuestra energía, de manera inteligente, hacia un objetivo o fin determinado.


TRAZARSE UN PLAN: Que esté reforzado por motivaciones significativas para la persona que emprende la acción.

DELIBERACIÓN: Se trata de elegir los métodos o caminos más adecuados para llevar a feliz término los proyectos.

ELECCIÓN Y DECISIÓN: Seleccionamos el método a seguir y tomamos la decisión de emprender la acción.

AFIRMACIÓN: Reafirmamos en nuestro propósito de llevar a término los proyectos que hemos emprendido.

PLANIFICACIÓN: Planificamos los pasos que daremos para cumplir con nuestros objetivos.

EJECUCIÓN: Concentramos todas las funciones de nuestra psique que será necesarias para culminar el proyecto emprendido.

Recordemos que la voluntad no viene adherida al ser, es una cualidad que se cultiva por medio de la inteligencia, por medio del deseo de superación en todos los campos de nuestra vida. 


¿Que sucedería si no se tiene voluntad? La vida no tendría sentido. 
Además, tomando decisiones inteligentemente, de lo que deseamos, esperamos para nuestros propósitos de vida, sin esa VOLUNTAD no se conseguiría nada, quedaría solo en un proyecto o en un simple pensamiento.

(Realizado por: Inés Estela López)



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