Los comportamientos violentos, la ira
irracional y los miedos de cualquier naturaleza pueden provocar la destrucción
de nuestra salud y nuestro rendimiento. Sin embargo, asegura Paz Torrabadella,
psicóloga y autora del libro "Cómo desarrollar la inteligencia
emocional" -tomaremos el camino hacia la felicidad, un camino con sentido
que nos llevará hacia donde deseemos llegar.
Psicología Práctica: ¿Por qué nos resultan tan importantes las
emociones?
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Paz Torrabadella: Las emociones conforman
nuestro sistema de supervivencia ante un entorno cambiante y potencialmente
peligroso. Somos emocionales queramos o no. Ello implica que las emociones
mueven todas nuestras conductas "espontáneas". ¿Por qué elegimos a
esa amistad? ¿Qué hizo que optáramos por la casa en la que vivimos? ¿Cuál es la
razón por la que nos cae antipática determinada persona?...
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Si oteamos nuestra historia personal, vemos
que todo lo que ha marcado nuestra vida ha provenido de una emoción. Luego
siempre racionalizamos y nos justificamos, pero la mayoría de nuestras
decisiones no proceden de un análisis lógico, sino de los mecanismos
emocionales que abrigamos.
¿En qué nos beneficia
conocerlas y utilizarlas correctamente?
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Si aceptamos que ellas son nuestro motor,
podremos desarrollar la capacidad de conducir nuestra existencia. Por ejemplo,
si alguien despierta en ti emociones de afecto, aprecio y ternura porque te
recuerda al abuelo que tanto te mimó en tu infancia, mientras no aceptes que
tus emociones hacia ese hombre responden a un mecanismo emocional basado más
que a lo que conoces de él en sí mismo, te encontrarás sobregeneralizando la
interpretación de tus sentimientos hacia esa persona.
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Si ignoras que estás reaccionando a un
estímulo que ya no está actualmente, ante un sustituto actual serás
"movido inconscientemente" por la emoción.
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Este fenómeno sucede en el enamoramiento. Si
alguien siente atracción hacia otra persona a la que no conoce, a causa de
ciertos rasgos se activa un esquema emocional automático en su inconsciente,
una especie de "gatillazo" que dispara ese mecanismo emocional.
¿Está diciendo que podemos
aprender a conducir nuestros sentimientos?
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Si, nadie puede evitar sus emociones, pero
todos podemos conducir nuestros sentimientos si practicamos. La conciencia es
una capa de barniz en nuestra existencia si no la trabajamos. Enfocando lo que
nuestro cuerpo sabe, nos hacemos con el volante de los que sentimos y
desarrollamos nuestra capacidad de conducir con inteligencia emocional nuestra
vida.
¿Qué papel tiene el
pensamiento racional en todo este proceso?
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El pensamiento racional puede ayudarnos a
reconducir situaciones de sufrimiento sentimental innecesario. Basta con
revisar nuestras exigencias no justificadas para recuperar la tolerancia, la moderación
y la actitud realista y constructiva. Pero normalmente la razón se emplea para
justificar el error, y entonces la estupidez emocional nos atrapa. Lo más
fiable es pensar con el cuerpo: así colocamos la razón y la sensación en su
ubicación correcta para que cooperen debidamente.
¿Es bueno reprimir emociones?
Por ejemplo el llanto ante un daño físico, la risa en una situación
comprometida...
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La socialización trata de contener, en mayor
o menor medida, la expresión de nuestra emotividad para hacer la convivencia
más cómoda a menos agotadora o intensa. Sinceramente, ¿queremos oír los asaltos
y gritos de euforia de la vecina que acaba de leer las buenas notas de su
hijita? ¿Nos apetece escuchar los gemidos de nuestra compañera de trabajo
porque le dejó su novio? En estos casos es normal que se restrinjan.
Mi derecho a expresarme
emocionalmente acaba justo donde empieza el de los demás...
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En efecto. Lo importante es la conciencia,
es decir darnos cuenta. Es falso eso de que si expresamos una emoción, la
gastamos. Alguien puede matar a cientos de personas, que con eso no va a
disminuir su ira; si acaso aumentará. La clave está en reconocer la emoción
ante uno mismo; eso conlleva su objetivación, su mesura, su modulación. Si la
emoción de rabia habita en ti, lo sabio es, antes de optar por expresarla o no,
reconocerla, aceptarla, afrontarla, enfocarla, explorarla y asumirla. De esa
forma, podrás reconducirla mediante la atención. Las emociones en sí mismas no
son buenas ni malas, pero cuando existen sin un conductor consciente que las
controle y guíen solo generan desgracias.
¿Qué entiende usted por
inteligencia emocional?
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La calma. La paz interior. La ecuanimidad.
La fuerza del intento. El desapego y la apertura. La comprensión y la empatía.
La tolerancia a la frustración y la fuerza interior. La valentía y la capacidad
de trascender pasiones. La sobriedad, la visión de lo importante y lo esencial.
En fin, todas las virtudes que jamás lograremos del todo, pero pueden
inspirarnos como faros en la niebla del océano de la vida.
¿En qué aspectos de la vida
cotidiana puede aplicarse?
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Con nosotros mismos, adoptando la dignidad
de atender cómo nos sentimos, sin confundirnos con nuestros sentimientos. Con
los seres queridos, mirando lo que no nos dicen con palabras, lo importante,
qué les duele, qué felicidad les podemos dar. Con los desconocidos, y el
colectivo, respetando sus derechos, observándoles, reconociéndoles,
haciéndoles existir más que como simples "extras" en la película de
nuestra vida.
Pongamos ejemplos concretos:
¿se puede elegir a la pareja con inteligencia emocional?
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El enamoramiento es emocional. Es
un movimiento inconsciente, del corazón, como una intuición. Todas las
intuiciones son valiosas, pero han de contrastarse; ¿sobregeneralizamos o es
una pista real? Avanzamos en movimientos de salto inconsciente, y luego la
creatividad ha de someterse al test de la experiencia. Por eso las relaciones
con personas que ya son amigas y compañeras suelen funcionar más. Como Robert
J. Sternberg describe, la persona inteligente elige a alguien porque siente
(con el cuerpo), piensa (con la mente) y desea (con el ser) igual.
¿Cómo se lleva una relación de
pareja con inteligencia emocional?
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Con suerte (físicamente ha de estar el
otro), con intuición (la afinidad se ha de captar afectivamente), con
experiencia (se ha de valorar) y con generosidad (lo ideal es siempre opuesto a
lo real y entraña contrariedad). Hay que amar lo que hay.
¿Y los hijos, cómo se le educa
en este sentido?
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Con el modelo. En cuanto a emociones, no
transmitimos nada si no es genuino, consciente, menos a nuestros hijos, que
saben cómo nos sentimos con vernos respirar. Además, tratar y leer sobre el
tema, incluido en los planes pedagógicos, diversiones, ocio, normas, desde
luego que ayuda. Pero no educan emocionalmente solo los padres, sino toda las
sociedad, y las teorías en manos de según quién pueden ser un arma de doble
filo. Por ejemplo, educan también por los valores los centros educativos,
aunque sea por omisión; los medios de comunicación con sus criterios
a veces comerciales y antiderechos humanos, las instituciones públicas con su
tolerancia ante la droga, la vejación de la dignidad de la mujer y el
desentenderse de las circunstancias sexistas... En fin, podemos educar en
inteligencia emocional, pero solo lo que nuestra sociedad nos permita.
¿Y cómo se desarrolla?
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Sonriendo desde nuestro interior. Si la
emoción es nuestro motor, es nuestra fuerza. Fuerte por dentro y blandos por
fuera es una actitud que construimos a cada paso, cuando comprendemos que es
una prioridad. Nuestros pensamientos generan realidad. La revolución interior
es la que depende de cada uno.
¿De qué manera nos permite
conocernos la inteligencia emocional?
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Tal como sentimos y pensamos, así somos. Por
tanto, la inteligencia emocional no es que nos “permite conocernos” sino que
directamente consiste en conocernos: ¿Soy rígida, inflexible, terca, o
tolerante, compasiva y constructiva? ¿Soy impulsiva y desmedida o pausada y
sobria? ¿Soy materialista y envidiosa o comprensiva y empática? ¿Soy perezosa y
autoindulgente o digna y coherente? ¿Soy banal e inmadura o comprometida, fiel
y noble? ¿Soy rabiosa y reactiva o atemperada y cabal? ¿Soy pasiva e indolente
o sincera conmigo misma? Todas estas cosas se plantea quien observa sus
emociones y conduce sus sentimientos.
¿En qué sentido nos permite
relacionarnos con los demás?
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La mejora de la comunicación interpersonal
pasa por comprender nuestras emociones y sentimientos y los de quienes
tratamos. ¿A quién le puede ir bien con alguien si no reconoce lo que siente la
otra persona y niega también lo que siente en sus adentros? La mayor desgracia
entre las personas procede de la ignorancia entre las personas procede de la
ignorancia sentimental. A causa de ella todos sufren sin que nadie saque
beneficio. A eso lo llamo “estupidez emocional”.
¿Cómo influyen las emociones
en nuestra autoestima?
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El contacto con nuestras emociones y
sentimientos implica la conciencia corporal y mental, el despertar del placer
de ser tú y, por tanto, la sana autoestima.
¿Cómo resolver conflictos, por
ejemplo cuando discutimos con otra persona?
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Dos no discuten si uno no quiere. En
general, cuando nos enfadamos, lo hacemos con nosotros mismos por no ser
capaces de cambiar al otro, por no haber visto antes cómo era, por haberle
dejado llegar tan lejos... Si enfocamos nuestras emociones, vemos que las
discusiones no se ganan jamás, porque cuanto más despertamos en el otro la
voluntad de rebatirnos. Solamente se gana la voluntad ajena con diplomacia,
permitiendo ver al otro que no estamos en su contra. Si nos respetamos a
nosotros mismos y respetamos a los demás, las discusiones van especiándose y
aligerándose cada vez más en nuestra vida. Una estupidez por parte ajena no
justifica un berrinche por la nuestra.
Por “Psicología Practica” Entrevista a: Paz
Torrabadella
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