EL DÍA QUE YO ME VAYA


EL DÍA QUE YO ME VAYA

Cuando el Universo me abandone 
Y el viento desgaste mis manos 
Y abrevie mis pasos 
Cuando el sol esté ausente del cielo 
Y no me alcancen el día 
Cuando el mundo no me proteja del vacío 
Cuando todo se aleje y se confunda en la nada 
Cuando en la noche se refleje mi antigua duda 
Y ya no vea en ella mis ojos 
Entonces cambiaré mi torpe cuerpo 
Por las alas con las que entraré 
En la mañana del despertar eterno 
Más allá de los sucesos momentáneos 
Extasiado por las sutiles y vagas nubes 
Donde se repetirá la tenue luz que es la vida 
Aquí sabré de misterio entero 
Para poder escribir por fin el poema 
Porque eso es la vida 
Un constante tejer y destejer de vagas sombras 
Sin más sentir que la belleza 

Las viejas lunas de oriente 
Y las campanas de Lorca 
La llamarada de Whitman 
Y la belga de Mallorca 
El amado sol que enciende toda la vida 
Esa fiesta permanente por la que mi alma camina 
El espíritu extasiado y la gloria de los días 
La salud de Dinamarca y en encanto de Turquía 
Una idea que armoniza con tantas otras ideas 
Dos hermanos en Tandil, un abuelo en Galilea 
Una madre que me espera y un padre que no conozco 
Nueva York cundo l nieve y Méjico cuando Orozco 

Una milonga sureña, un par de botas tejanas 
Una esperanza infinita y una flor en la ventana 
Una canción inconclusa y un jorongo mejicano 
Amores en todo el mundo y nada preso en la mano 
Un amigo en el desierto y un maestro en la montaña 
La libertad más hermosa y la idea más extraña 
Esas cosas dejaré el día que yo me vaya 
Querida perdóname si a ti no te dejo nada 

La cerveza en Holanda, un pintor en Salamanca 
Una hoguera junto al Nilo, un poema en Casablanca 
Una pregunta en el aire, y una respuesta en el alma 
Las noches en el Mar Rojo y los veranos de España 
La voluntad y el delirio, una vieja gorra griega 
Un turbante del Neguev, dos máscaras, una quena 
Esas cosas dejaré el día que yo me vaya 
Querida perdóname si a ti no te dejo nada 

La lluvia sobre Marruecos, en el bolso pan y queso 
Y la Biblia liberando a mis sueños y a mis huesos 
La locura satisfecha y la conciencia tranquila 
Los temores que perdí en París o Alejandría 
Amo y señor de mí mismo, sin bandera y sin espada 
Al viento devolveré las maravillas prestadas 
Las alegrías de ser y hacer lo que uno ama 
Querida perdóname si a ti no te dejo nada

(Facundo Cabral)




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