DESIDERATA




Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.

En cuanto sea posible y sin rendirte, 
mantén buenas relaciones con todas las personas.

Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,  
y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante,  
también ellos tienen su propia historia.  

Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, 
pues son un fastidio para el espíritu.
  
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, 
pues siempre habrá  personas mas grandes y mas pequeñas que tu.

Disfruta de tus éxitos, 
lo mismo que de tus planes.

Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea,  
ella es un verdadero tesoro
en el fortuito cambiar de los tiempos.

Se cauto en tus negocios, pues el mundo esta lleno de engaños, 
mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe.  

Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. 
La vida esta llena de heroísmo.

Se sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto,  
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños es perenne como la hierba.

Acata dócilmente el consejo de los años, 
abandonando con donaire las cosas de la juventud. 

Cultiva la  firmeza del espíritu, 
para que te proteja en las adversidades repentinas. 

Muchos temores nacen de la fatiga 
y la soledad. 

Sobre una sana disciplina 
se benigno contigo mismo

Tu eres una criatura del universo, 
no menos que las plantas y las estrellas, 
tienes derecho a existir,  
y sea que te resulte claro o no, 
indudablemente el universo marcha como debiera. 

Por eso, debes estar en paz con Dios, 
cualquiera que sea tu idea de El, y sean cuales quiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma, en la bulliciosa confusión de la vida.

Aun con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, 
el mundo es todavía hermoso,
se cauto, esfuérzate por ser feliz. 


Este poema fue escrito por Max Ehrman (1872-1945, un filósofo  y abogado de Harvard) en 1927, y 
publicado en 1948 después de su muerte,  por su viuda,  en el libro "Los poemas de  Max Ehrman".


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