EL ÁNIMO Y LA MENTE





El estado de ánimo depende de la mente, es decir lo que piensa y siente una persona y en muchos de los casos en su funcionamiento físico.

La conexión mente-cuerpo, permite que los pensamientos y emociones se expresen con el cuerpo.

La mente tiene la capacidad de cambiar de un estado a otro en forma inmediata y cuando eso sucede, todo alrededor también cambia.

La mente guía al cuerpo y éste la acompaña en las emociones de preocupación, miedo, dolor, desesperanza, odio, resentimiento... y en las experiencias placenteras del pasado que nos pueden ayudar en el presente a recuperar el estado de ánimo normal porque representan una técnica para levantar el ánimo. Es una forma de salir de estados emocionales negativos y recobrar un estado normal.

La libertad emocional da la posibilidad de cambiar de estado de ánimo voluntariamente; y las personas que lo logran pueden experimentar los vaivenes de su existencia pero sin quedarse fijados al sufrimiento.

No sólo podemos reaccionar frente a lo que nos pasa sino que además podemos influir en nuestros estados de ánimos y cambiarlos, porque todo depende de nuestro interior.

Las emociones se pueden estimular haciendo que una persona las recuerde.
Por ejemplo, se puede volver a sentir miedo recordando una situación de peligro, odio evocando a alguien que nos ha dañado y alegría recordando un momento feliz.

Una persona expresa con todo el cuerpo cuando está enojada, deprimida o alegre y hasta cuando está mintiendo. Si se presta algo de atención a las señales que se emiten.
En las relaciones personales, saber interpretar estas señales, puede mejorar considerablemente los vínculos.

Los estados emocionales influyen en el comportamiento y se pueden reconocer y guiar.

Tenemos que aprender a desconectarnos de los estados de ánimos negativos que nos provocan ciertas actitudes, que nos condicionan y nos perturban todas las áreas de la existencia.

Si asociamos un estímulo a un estado psicológico deseado, ese estímulo solo, es el soporte que traerá consigo el recuerdo de ese estado.

Esto sucede continuamente, cuando un olor particular remite a una experiencia de la infancia, o cuando una melodía recuerda un romance.

El soporte es cualquier cosa que le vaya bien a cada persona y que atrae consigo un estado emocional de forma espontánea.

Pero podemos crear soportes voluntariamente repitiendo la asociación con el estado emocional deseado; o sin necesidad de repetirla, de una sola vez si la emoción es lo suficientemente fuerte y se enlaza el soporte en el momento adecuado.

Revertir esa asociación puede controlar el efecto de los lugares o de las cosas que nos desagradan.

Se pueden elegir las asociaciones que se deseen para enfrentar cualquier situación de la vida que resulte rechazada, eligiendo el estado emocional deseado y luego asociándolo para poder traerlo a la mente cuando se desee.

Cuando se logra cambiar de forma de actuar, los demás alrededor también cambiarán y toda la situación será diferente.




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