UNO CRECE...


Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, 
ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.


Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.


Uno crece asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.

Uno crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos.


Uno crece cuando abre camino dejando huellas, asimila experiencias… 
Y cuando siembra raíces.

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios, ni prejuicios;
cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes; 
cuando cumple con su labor, sin importarle los otros pareceres.


Uno crece cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento… Y crece cuando es humano por nacimiento..


Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas.

Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo.



Uno crece cuando es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, 
capaz de perfumarse, con residuos de flores.

Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo 
y dándole a la vida más de lo que recibe.


Uno crece cuando se planta para no retroceder.

Cuando se defiende como águila para no dejar de volar…
Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.

Entonces… UNO CRECE.


(Autora: Susana Carizza)



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