11- UN MEDIO SEGURO DE CONQUISTAR ENEMIGOS Y CÓMO EVITARLO
Jamás digas al prójimo que se equivoca. Es una falta de respeto a sus opiniones. Ve con cuidado porque puedes decir al otro que se equivoca con tu mirada, tono de voz, gestos... Esto dañaría su autoestima y la reacción normal es que quiera devolverte el golpe.
No empieces nunca diciendo "te voy a demostrar..."; eso equivale a decir "soy más listo que tú" y, por tanto, despierta oposición, y tu interlocutor querrá librar batalla antes de que empieces a hablar. Si vas a demostrarle algo, hazlo sutilmente, sin que se note.
Si alguien hace una afirmación, que a tu juicio está equivocada, es mejor que digas algo así, "yo pienso de otro modo, pero quizás me equivoque... y si me equivoco quiero corregir mi error. Examinemos los hechos". Así proceden los científicos. Un científicos no trata de "demostrar" nada. Solo se propone encontrar los hechos. Si admites que quizás te equivoques, eso detendrá todas las discusiones y dará al otro el deseo de ser tan justo y ecuánime como tú. Le ayudarás así a admitir que también él puede equivocarse.
A veces notamos que vamos cambiando nuestra forma de pensar sin ninguna resistencia, sin emociones fuertes; pero si nos dicen que nos equivocamos, nos rebelamos y nos enojamos. Somos increíblemente incautos en la formación de nuestras creencias, pero nos vemos llenos de una ilícita pasión por ellas, cuando alguien se propone privarnos de su compañía. Es evidente que lo que nos resulta tan preciado no son las ideas mismas, sino nuestra autoestima que se ve amenazada cuándo alguien las cuestiona. Nos gusta seguir creyendo en lo que hemos llegado a aceptar como bueno, y el resentimiento que se despierta cuando alguien expresa duda acerca de cualquiera de nuestras ideas o creencias, nos lleva a buscar toda suerte de excusas para aferrarnos a ellas. El resultado es que la mayor parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos. Cuando nos equivocamos, a veces lo admitimos en nuestro interior, y si se nos sabe llevar con suavidad y con tacto, quizá lo admitamos ante los demás, y acaso lleguemos a enorgullecernos de nuestra franqueza y ecuanimidad. Pero no ocurre así, cuando otra persona trata de meternos en la garganta, a golpes, el hecho poco sabroso de que no tenemos razón.
Franklin dice en su autobiografía "tuve muchos problemas con la gente porque me gustaba discutir y señalar sus fallos. Hasta que adopté la regla de no contradecir directamente las opiniones de los demás". "Hasta me prohibí el uso de palabras y expresiones que significan una opinión fija como: absolutamente, indudablemente, etc., y adopté en su lugar palabras como: creo, entiendo, supongo, así me parece por el momento, etc." "Cuando una persona aseguraba algo que a mi juicio era un error, yo me negaba el placer de contradecirlo, de demostrarle su error, y al responder le decía que en cierto caso su opinión sería acertada, pero que, en el presente me parecía que tal vez podía haber ciertas diferencias etc., etc. Exponía mis opiniones de forma mucho más modesta y, por tanto, encontraba menos resistencia en mi interlocutor. Al principio me costaba un esfuerzo actuar así; pero después me salia de forma espontánea y natural; me había habituado".
En otras palabras; no hay que discutir con el cliente o con el cónyuge o con el adversario. No le digas que se equivoca, no le hagas enojar. Usa un poco de tacto, de diplomacia y será mucho más fácil que puedas obtener lo que desees de los demás.
12- SI TE EQUIVOCAS TÚ, ADMÍTELO
Todas las personas quieren sentirse importantes. Si tú aceptas que te has equivocado, la única forma en que pueden satisfacer su deseo de importancia es la de asumir una actitud magnánima. Por ejemplo: cuando tu interlocutor te critica diciendo "has vuelto a hacer...", si tiene razón, la respuesta más hábil es responder "si, reconozco que tienes razón e incluso te quedas corto". Ante esta actitud, el crítico suele responder "hombre no es para tanto, no tiene importancia". Recuerda que cualquier tonto puede tratar de defender sus errores y que casi todos los tontos lo hacen, pero que hace falta carácter e inteligencia para admitirlos. Así pues, cuando tengas razón trata de atraer, suavemente y con tacto a los demás a tu manera de pensar, y cuando te equivoques -cosa que ocurrirá muy a menudo si eres honesto contigo mismo- admite rápidamente y con entusiasmo el error. Esta técnica te dará resultados asombrosos en tu trato con los demás y comprobarás también que reconocer tus errores es mucho más divertido que tratar de defenderse.
13- MANTÉN SIEMPRE UNA ACTITUD AMISTOSA
Si te irritas y dices las cosas claras al prójimo, quizás lo pases bien mientas descargas tus sentimientos pero ¿y el otro? Si buscas pelea casi siempre la encontrarás (o provocarás la huida de tu interlocutor). Pero si tratas de dialogar sobre los conflictos que surjan, de forma amistosa, suscitarás en el otro una actitud similar de diálogo y será más fácil llegar a acuerdos.
Cuándo tengas que tratar un tema conflictivo, empieza hablando de las cosas positivas que tenéis en común, de las cosas que os unen. Convierte a tus enemigos en amigos. Si el corazón de un hombre está lleno de discordia y malos sentimientos contra ti, no puedes atraerle a tu forma de pensar ni con toda la lógica del mundo.
Los padres, jefes o esposos rezongones tienen que comprender que a nadie le gusta cambiar de ideas. A nadie se le puede obligar por la fuerza a que piense como nosotros, pero es posible atraerlos a nuestras ideas si somos suaves y amables. Si regañas a alguien le conviertes en un ser enojado y resentido.
Esto tiene que ver con la fábula del sol y el viento en la que ambos discutían sobre cuál conseguiría quitar la capa al caminante. Consiguió quitarla el sol con su calor, pero no el viento con su brusquedad. Lo mismo viene a decir el refrán "se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre".
14- AL HABLAR CON ALGUIEN DESTACA SIEMPRE LAS COSAS EN QUE ESTÁIS DE ACUERDO
No te centres en poner de relieve tus diferencias de opinión. Por el contrario conviene que destaques, siempre que sea posible, que los dos tendéis al mismo fin y que la única diferencia es de método y no de propósito.
Procura que la otra persona pueda decirte "si". Evita, siempre que sea posible, que te diga no. Una vez se haya mostrado en acuerdo contigo, tenderá por inercia a mantenerse en igual actitud. Por eso, el orador hábil procura obtener, desde el principio, una serie de respuestas afirmativas por parte de su interlocutor. Si haces que un alumno, cliente, esposo, etc., te diga "no" en un comienzo, después, necesitarás la sabiduría y la paciencia de los ángeles para que cambie. El método socrático consiste en hacer preguntas, en forma tal, que nuestro interlocutor tenga que mostrase de acuerdo. Así, vamos obteniendo una afirmación tras otra hasta que por fin, casi sin darse cuenta, nuestro adversario se ve llegando a una conclusión que pocos minutos antes habría rechazado enérgicamente.
15- DEJA QUE TU INTERLOCUTOR SEA QUIEN HABLE MÁS
Casi todos nosotros, cuando tratamos de atraer a los demás a nuestra manera de pensar hablamos demasiado. Dejemos que hable el otro, hagámosle preguntas, permitámosle que nos explique unas cuantas cosas. Si estamos en desacuerdo con él, podemos vernos tentados a interrumpirle...; pero no lo hagamos, es peligroso. No nos prestará atención mientras tenga todavía una cantidad de ideas propias que reclaman expresión. Escucha con paciencia y con ecuanimidad, mostrando un interés sincero. Aliéntale a expresar del todo sus ideas.
16- RESTA IMPORTANCIA A TUS REALIZACIONES
Se modesto. ¿Por qué?, porque cuando el otro se siente superior a ti se siente importante; pero cuando tu le superas se siente inferior y esto puede despertar su envidia y sus celos. Recuerda que muchas personas, incluso amigas tuyas, obtendrás más satisfacción de tus dificultades que de tus triunfos; por tanto, no te pavonees de ellos. Laot-se decia: "Los ríos y los mares reciben el agua de los torrentes de las montañas porque se mantienen por debajo de ellas. De igual modo, el sabio que desea estar realmente por encima de los hombres se sitúa por debajo; así ellos no sienten su peso y no toman por insulto". Las personas verdaderamente grandes son demasiados grandes para perder tiempo en vanagloriarse de sus triunfos personales. Por ejemplo, cuando los turcos ganaron la guerra en la que expulsaron a los griegos de Turquía, el líder turco dijo: "en la guerra, a veces pierden los mejores"
17- SI QUIERES OBTENER COOPERACIÓN, DEJA QUE LA OTRA PERSONA CREA QUE LA IDEA ES SUYA
Todo tenemos más fe en las ideas que uno mismo descubre. Por tanto, en vez de tratar de que los demás acepten nuestras opiniones será más útil hacer sugerencias y dejar que los otros lleguen por sí solos a la conclusión.
18- TRATA DE VER LAS COSAS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE TU INTERLOCUTOR
Tu interlocutor puede equivocarse por completo, pero el no lo cree así. No lo censures, trata de comprenderlo. Plantéate ¿qué pensaría y cómo reaccionaría yo si estuviese en su lugar?... El éxito en el trato con los demás depende principalmente de la capacidad de captar el punto de vista del prójimo. Cuando quieras convencer de algo a otra persona pregúntate ¿por qué va a querer hacerlo? Así, en función de sus intereses y motivos sabrás como plantearle el tema y cual será su respuesta más probable. Si adquieres la capacidad de pensar siempre en términos del punto de vista ajeno y de ver las cosas desde ese punto de vista, además de verlas desde tu punto de vista, serás mucho más eficaz en tu trato con los demás.
19- MUESTRA SIMPATÍA POR LAS IDEAS Y DESEOS DEL PRÓJIMO
Se trata de habituarte a mantener una consideración positiva incondicional; es decir, a tener en cuenta las motivaciones más positivas del comportamiento de los demás. Se relaciona con el refrán: "si ves que una hierba rompe el suelo para brotar no pienses que quiere destruir el suelo, piensa que quiere vivir".
En gran parte somos producto de nuestra circunstancias. Por eso, cuando te encuentres ante una persona egoísta, irascible, etc., piensa que si tú hubieses vivido en ambiente y las circunstancias que él ha vivido, probablemente serías también así. Por tanto, cuando los demás se comporten de forma que no te gusta, en vez de enfadarte trata de comprender su punto de vista, y el por qué se comportan de ese modo.
20- APELA A LOS MOTIVOS MÁS NOBLES
Todos tenemos un alto concepto de nosotros mismos y nos gusta que los demás nos vean (y también vernos nosotros mismos) como nobles y altruistas. Si queremos cambiar a la gente será más fácil conseguirlo apelando a sus motivos más nobles. La mayoría de la gente es honrada y suele reaccionar favorablemente si se le hace sentir que se le considera una persona honrada, recta y justa.
(2ª PARTE) "CÓMO GANAR AMIGOS E INFLUIR EN LOS DEMÁS" POR: ELIA ROCA
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