LAS CARGAS DEL PASADO


Un día dos monjes, un maestro y su alumno regresaban a su templo y llegaron a la orilla de un río donde se encontraron con una hermosa mujer, ella estaba llorando porque no había un puente, y no podía cruzar al otro lado, temerosa porque había crecido y la corriente era fuerte.
El maestro se ofreció amablemente “Si quieres te podemos cargar hasta el otro lado del río”. 

Así que los dos hombres juntaron sus manos, la levantaron entre los dos y la cargaron hasta el otro lado. Cuando llegaron, la bajaron y ella siguió su camino.
Los monjes continuaron caminando en silencio, después de varias horas, el maestro se percata de la actitud contrariada y distraída de su alumno, y le pregunta: 

–¿Qué corre por tu mente, te ha sucedido algo?
Después de un buen rato, dijo: 
-“Mira mi ropa, esta toda sucia por haber cruzado a esa mujer que ni siquiera nos dio las gracias! Y mi espalda todavía me duele por haberla cargado. Siento que se me está acalambrando” 
El primer monje simplemente sonrió y asintió con su cabeza.
Un poco más adelante, nuevamente el alumno se quejó otra vez. 
-“Mi espalda me duele tanto, y todo es porque tuvimos que llevar a esa loca mujer. ¡No puedo seguir adelante por el dolor!”
El maestro miró a su alumno, que ya estaba tirado en el suelo quejándose y le dijo “¿Te has preguntado porqué yo no me estoy quejando?”
El maestro, con aire divertido, le contesta: 

-“Tu espalda te duele porque todavía estás cargando a la mujer. Yo a ella la bajé cuando cruzamos el río y tú sigues llevando su peso sobre tus hombros”


Muchas personas siguen llevando los recuerdos del pasado en sus vidas y es una carga muy pesada. No carguemos con las amarguras, heridas y tristezas que nos impiden seguir hacia delante. Aligeremos el peso de nuestra alma.
Dejemos la carga
 del pasado en la otra orilla del río, no sigamos a cuesta con ella. Todo lo que sucedió ha sido para seguir creciendo como seres humanos; quedarnos colgados, nos impide avanzar. 


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