LA CRITICA


Vivimos tiempos en los que la crítica severa, el menosprecio y el insulto están a la orden del día.

Conviene entender lo que Buda enseñó sobre quienes insultan, calumnian o te critican en la vida, en el trabajo, o por lo que eres.


En una ocasión, estando Buda junto a varios de sus discípulos en una aldea remota llevando a cabo labores de ayuda a los más necesitados, ocurrió lo siguiente: 
Alojado en un monasterio junto a los suyos, aceptando la hospitalidad de quienes le acogían y comiendo lo que le daban así como durmiendo donde se le asignaba, su más cercano ayudante Ánanda, le comunicó que en el pueblo habían comenzado a oírse rumores sobre él. La gente le criticaba. Buda, no se inmutó. 
Pasaron los días y los rumores se convirtieron en duros ataques verbales contra él y su causa. 
Ánanda, de nuevo acudió a su Maestro para informarle que muchas personas le insultaban cada vez más duramente. 
Eran unas injurias tremendas que tenían como objetivo acongojarle para que se marchara de la aldea y dejase de auxiliar a los mendigos. 
Procedían los insultos y las calumnias de personas con interés en que la doctrina de ayuda y paz de Buda no calara en las mentes de los aldeanos. 
De nuevo Buda, permaneció impasible, continuando con sus labores diarias de alimentar a todo el que se lo pedía, y curar a quien necesitaba reposo y sanación. 

Al cabo de una temporada, el ánimo de Ánanda comenzó a quebrarse pese a ser el más cercano discípulo del Maestro y acudió a él de nuevo para informarle de cuanto se decía de él. De cuántas mentiras se propagaban por la aldea y de las feroces críticas que seguían levantándose hacia su causa, su persona y su pensamiento. 
Buda, le preguntó a Ánanda: "¿Qué clase de personas son las que me insultan?".
El discípulo se mostró confundido y le contra preguntó a su Maestro: 
"Querrás decir, Maestro, ¿qué tipo de insultos te dedican?".
Buda, con una leve sonrisa corrigió a Ánanda: 
"No, amigo mío.Quiero saber qué clase de personas son las que me insultan, porque las palabras no tienen más que el valor de quienes las pronuncian".
El discípulo comenzó a comprender. 
Pero Buda, continuó,aprovechando todo lo que estaba sucediendo para transmitir su enseñanza. 
Y dijo: "¿No ves amigo mío, que las palabras no pueden hacerte daño?, 
¿No ves que no son más que aire?"
Ánanda, sabiendo que estaba recibiendo una enseñanza práctica, quiso profundizar, poniendo a su Maestro un poco más a prueba:
"Eso lo entiendo Maestro, pero las personas emplean esas palabras para herirnos".
Buda comprendió la preocupación de su discípulo y quiso ayudarle justo como él pedía con sus preguntas. 
Y habló así: "Dime Ánanda, ¿Por qué pronuncias la palabra "azul" para describir el cielo, cuando el cielo está azul?"
El ayudante de Budha, contestó: "Porque en ese momento conozco el color del cielo y lo llamo azul".
Buda sentenció su enseñanza en ese instante: "De manera que para poder emplear una palabra para describir algo o a alguien hay que conocer primero el significado de eso dentro de nosotros, ¿no?".
"Sí, así es" concluyó lógicamente Ánanda.
"En ese caso, querido amigo, si alguien me llama "mentiroso" es porque previamente tiene que conocer qué significa ser un mentiroso. Y si alguien me insulta, ha de conocer dentro de sí mismo lo que ese insulto significa. 
Querido Ánanda, aprende esto:

CUANDO ALGUIEN TE INSULTA O TE CRITICA, NO ES A TI A QUIEN ESTÁ DESCRIBIENDO. ESTÁ DESCRIBIENDO LO QUE CONOCE DENTRO DE SÍ MISMO. LA PERSONA QUE INSULTA SE DESCRIBE A SI MISMA".



No hay comentarios:

Publicar un comentario