LO QUE NO SE VE



EL DESTINO: 

A todos nos gustaría conocer nuestro destino, ante todo para evitar el dolor que produce el error. Uno de estos errores, uno de los mayores, consiste en no actuar en momentos difíciles por miedo a equivocarse. 


Está claro que siempre deseamos hacer lo correcto, pero actuamos de forma incorrecta cuando no tomamos una decisión sobre lo que debemos hacer. 

El poder reside en la virtud de decidir. Porque la vida es progreso y evolución, que se realizan a través de las decisiones que tomamos.

¿Quién conoce algo sobre el destino? Nadie. Pero el ser espiritual tiene fe en sí mismo y en la vida. Sabe que hagamos lo que hagamos siempre repercutirá en cada uno y será lo mejor o lo más ventajoso según la decisión que se tomen. 


La libertad que proporciona tomar una decisión sólo llega cuando esa decisión ya ha sido tomada.

Ser valiente no es tener miedo; es tener miedo y seguir luchando. 

El peor consejero será siempre el miedo.


LA MENTE: 

La mente tiene el poder de convertir nuestros sueños y nuestras pesadillas en realidad. 
Podemos hacer que del cielo surja un infierno o del infierno un cielo.
A veces basta con que miremos hacia atrás: así podremos descubrir que la pesadilla que vivimos ayer que se ha convertido en el umbral que nos ha llevado a experimentar el bienestar de hoy. 


La vida es cíclica y a un momento difícil le sigue otro agradable, al igual que después de un buen momento le sigue un mal momento.

La persona espiritual se distingue porque es capaz de mantener su mente más allá de la dualidad, del placer o del dolor, y de observar cómo cada experiencia que llega a su vida le aporta madurez y conocimiento.

En todo momento, en cualquier situación, si nos encontramos con algo que no nos gusta, cambiemos lo que tenemos en nuestra mente.



EL FRACASO: 

Culpar a alguien de los propios fracasos es el camino más rápido hacia un nuevo fracaso.

De cada adversidad que llega a nosotros podemos aprender una lección.

Reconociendo el fracaso como un reto, y que los retos fortalecen la capacidad de sobrevivir; nos hacen más adaptable y nos refuerzan la determinación para defender las cosas que nos interesan.

Cuando tengamos que enfrentar un fracaso preguntémonos:
"¿Qué he hecho yo para atraer este suceso?"
"¿Cuál es mi parte de responsabilidad en lo que está ocurriendo?"
"¿Qué puedo hacer a partir de ahora para solventar la situación?"
"¿Qué puedo hacer para evitar que se repita en el futuro?"



LA HUMILDAD:

La humildad parte del conocimiento de que no existen personas más importantes que otras, de que en el Universo todos cumplen una función.

La lluvia sirve, el viento sirve, el agua sirve, los seres humanos servimos... Todo cumple una función, y no cabe discusiones sobre si unas funciones son mejores que otras, pues todas son igualmente útiles.

Humildad no es sentirse inferior a nadie, ni creer que existe alguien mejor. Procede de un sentimiento de paz interior; por ello, la humildad es el principio básico de una vida equilibrada.



LA AMISTAD:

Cuando nuestro organismo enferma, una de las primeras cosas que hacemos es ir al médico en busca de alivio y consejo. Por lo que respecta al espíritu, difícilmente hay algo más curativo que la amistad. A través de ella nos realizamos, en su ámbito aprendemos a confiar y a compartir nuestras vivencias más íntimas; siempre con alguien que es nuestro igual.

La amistad es el crisol en el que se forma el sentimiento de unión con el mundo; por ello, no conocer la amistad equivale a estar desconectado del mundo.

La amistad se basa en la sinceridad. Aceptarse a si mismo significará también abrir la puerta para aceptar a los demás. No intentando influir en ellos o con el objetivo de cambiarlos, ni dejar que ellos busquen la manera de cambiarnos. Es así cómo la amistad se perpetúa.

La amistad no la creamos, es algo que permitimos que crezca desde nuestra paz interior.


APRENDER: 

Hemos nacido en este planeta para aprender, no para aguardar a que algún otro nos diga lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer para desarrollarnos espiritualmente. 
Estamos aquí para aprender acerca de nuestros problemas, y no para que alguien nos instruya. 
Cada uno es su propio maestro si se escucha desde su interior.
Tú, yo y todos nosotros estamos en este mundo para aprender y no para ser instruidos. Aprendemos no por el estudio ni por la experiencia, sino a través del desarrollo de un estado de alerta, del estar despiertos, totalmente conscientes de nosotros mismos.

Podemos aprender mucho de las opiniones de los demás, pero no dejemos que nadie gobierne nuestra vida, que nos diga lo que tenemos que hacer ni lo que tenemos que dejar de hacer. Pues nadie salvo cada uno tiene el poder de salvarse.

Cuando aprendemos de nuestro dolor, desaparece; cuando aprendemos de nuestra ignorancia, dejamos de ser ignorante; cuando aprendemos de nuestra oscuridad, nos iluminamos.

Podemos aumentar la habilidad de aprender mediante la capacidad de mantenernos alerta y en paz. El tiempo nos revelará que él es el gran maestro que nos hace madurar y ganar sabiduría.



LOS SUEÑOS:

Los sueños tienen el poder de hacernos libres y de abrirnos a todas las posibilidades. No existen límites para la mente cuando estamos sumidos en el mundo de los sueños.

Todo es posible en el ámbito del soñar. No hay más limitación que la capacidad de crear, aún estando sumido en una pesadilla y en un escenario de ensueño, pues al fin y al cabo ambos son aspectos diferentes de un mismo estado del que acabarás despertando. 

¿No crees que no es tan diferente a cuando estés despierto?

"Amemos nuestras metas. Aunque a veces parezca que estamos lejos de ellas, ellas nos guiará en el camino para poder alcanzarlas. Incluso en los momentos en que nos alejemos de creer, estamos siguiendo el camino y cerca de seguir amando".


EL AMOR:

Tenemos que amarnos mucho a nosotros mismos para poder amar a los demás. El amor no es una teoría ni un ideal, no puede enseñarse. Se ama o no se ama. No podemos tomar lecciones de cómo se ama ni existe método cuya práctica diaria nos permita descubrir qué es el amor.

El amor es algo que está o no presente en nuestra vida que experimentamos. 

Cuando somos capaces de comprender en toda su profundidad al otro es cuando descubrimos que comprender es amar.

Amar es el camino para comprender la vida. Cuando comprendemos la vida nos iniciamos en el camino de reconocer la unidad con el universo.

A veces el amor se expresa a través del deseo de ayudar a los demás. Cuando alguien necesita ayuda y se la ofrecemos, percibimos que se llena el corazón de una sensación de calidez. 

Ayudar a quien lo necesita es un deber espiritual de todos los seres humanos.

Pero ayudar no es tarea fácil. No se trata tanto de dar como de saber dar. No se trata tanto de regalar como de enseñar a ganar. No se trata tanto de solventar un problema como de ayudar a madurar. El sufrimiento y los problemas nacen, crecen y fructifican a partir de la inmadurez.

En la madurez encontrarás autosuficiencia.
En la autosuficiencia está el conocimiento.
Y en el conocimiento la plenitud se expande.



LA LIBERTAD:

Desde la niñez nos han educado según determinadas creencias, y con ello han condicionado nuestras mentes. A partir de la niñez, y por el resto de nuestras vidas, cualquier cambio que hagamos se inscribirá en lo límites de esas creencias. Por esta razón, muy pocas personas cambian y se liberan realmente, pues cualquier cambio es sólo una modificación de creencias. Y no sabemos cómo dar el gran salto.

Obedecer es una virtud en los niños y una obligación para los adultos, pero no es una buena manera de madurar espiritualmente. 

Apartemos del camino a todo aquel que en nombre del espíritu impone obediencia, huyamos de los salvadores. Sólo las víctimas lo necesitan. 
Nuestra mente sólo necesita libertad. Libertad para escuchar y no para comparar. Libertad para profundizar, para dejarse empapar por el silencio y descubrir aquella realidad que trasciende el tiempo y es innombrable.


LA CONCIENCIA:

Escuchar esa voz que como un susurro habla desde el centro del corazón. Esa voz nos guía por el camino correcto, nos avisa ante una situación que puede ser peligrosa o perjudicial. 
¿De quién es esa voz que nos aconseja y que cuando no le hacemos caso acabamos por lamentarlo?

Cada vez que necesitemos una respuesta, allí la tenemos. No importa la situación, nuestro ser interior sabe exactamente qué es lo mejor. Nos protege y nos cuida. Sólo hay que reconocerla, elogiarla, darle las gracias y saber que haciéndole caso todo estará bien en nuestra vida.

Hay otra voz que también nos está hablando, que resuena en la cabeza y repite una y otra vez la palabra NO: “NO puedes hacerlo”, “No eres capaz”, “NO sirves para nada”…
Ese es el grito de un tirano llamado "Ego". Tengamos precaución, porque si nos descuidamos acabará dominándonos.

La intuición es la voz del "Ser interior", es una guía llena de amor. Prestemos atención cuando sintamos algo con intensidad. 

Mantengámonos atento a los mensajes invisibles y descubriremos cómo en ellos hay algo más que simple coincidencia.

Las creencias forman parte del ámbito religioso; la espiritualidad de lo humano.

Para alcanzar la meta del equilibrio, de la integridad, de la paz interior basta con seguir un camino, un método, aprendiendo o enseñado, que nos conduzca al encuentro de nuestro yo interior.


Del libro: "Lo que no se ve" de Frederic Solergibert



Frederic Solergibert: Nace en Barcelona y desde muy temprana edad siente una especial fascinación por la espiritualidad, la literatura y la psicología.
Esta experiencia le deja una profunda huella que hace, a partir de ese momento que se inicie en su educación superior, no en el sentido tradicional occidental: a través del aprendizaje de los libros, sino a través de la experiencia directa con un nivel de conciencia superior, del conocimiento Vedanta, de los Sutras de Patánjali y su relación con la Física Cuántica, concretamente con el Campo Unificado y los Altos estados de Conciencia.

Se licencia en Psicología en la Universidad de Barcelona y se interesa por la psicología de Jung lo que le lleva a implicarse en el estudio del simbolismo Junguiano. Su deseo de profundizar en el campo del desarrollo personal lo encamina a completar un certificado en Hipnosis y posteriormente en PNL y Coaching por el Instituto de Programación Neurolingüística de Londres (año 1993) y un Master en Estudios Interdisciplinarios.

Hoy Frederic es considerado como uno de los expertos en crecimiento personal y un destacado orador sobre las ciencias cognitivas, la espiritualidad y el potencial del cerebro. Ha dictado conferencias y cursos en muchos lugares de España, Estados Unidos y América del Sur, ha colaborado con destacados autores como Louise L. Hay, Dr. Lair Ribeiro o Dr. John Demartini. 

Es autor de los libros: “Lo que no se ve” y “Bajo el árbol amigo”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario