NO DEPOSITES TU VALÍA EN NADIE


¿A quién miras cuando haces una sugerencia, dices una ocurrencia o expresas una idea? ¿Has notado si buscas la aprobación de alguien? ¿Tal vez, de forma inconsciente?
¿Esperas la sonrisa, casi el visto bueno de alguna persona antes de sentir que aquello que has pensado es lo suficientemente bueno como para hacerlo público? ¿Te pasa que en ocasiones temes dar tu opinión delante de alguna persona o grupo de personas, por si no resulta del agrado de alguien a quién quieres o has querido?
¿Te sientes como una mascota esperando el regalo, el premio, la sonrisa de alguien para sentirte feliz y seguro o segura contigo mismo/a?
Si te pasan cosas como estas o parecidas, seguramente tienes un problema de autoestima y has depositado la calificación de tu valía en otra persona, tal vez en alguien a quién admiras o quieres, pero que incomprensiblemente sientes que puede hacerte sufrir cada vez que con un gesto, una mirada o un comentario desaprueba alguna iniciativa tuya.
La autoestima es algo muy importante para todas las personas, pero tristemente, no todas conocen esa importancia y viven dependiendo del reflejo que de sí mismos obtienen en otra persona. Cuando se tiene una buena autoestima, es decir cuando uno se estima, se quiere, se admira a sí mismo en su justa medida, no necesita la aprobación de nadie en cada paso que da. Simplemente camina y asume que en unas ocasiones los pasos serán acertados y en otras no, pero que en definitiva son sus pasos, es su vida y son sus decisiones y no puede depender que alguien dé su aprobación, su visto bueno a cada uno de esos pasos.
Si durante la infancia, los padres han sabido dar seguridad a sus hijos, les han trasmitido una imagen positiva de sí mismos, les han dicho, no sólo con palabras sino con gestos, con sentimientos, con cariño cosas como: “tú vales mucho”, “tú eres único”, “tú eres bello”, “te queremos mucho, te mereces mucho amor”, “no tengas miedo, hazlo”, “no temas, emprende”, “no huyas, mira a tu alrededor” etc. ese niño, esa niña, crece creyendo en sí mismo y no necesitará la aprobación, el visto bueno de nadie en el futuro.
Simplemente avanzará, caminará, será protagonista de su vida. Y no necesitará ser el más bello para sentirse bello, ni necesitará ser el más listo para sentirse listo. Se valorará en su justa medida y aceptará que en cualquier faceta de su vida ocupará algún lugar por delante de unas personas y por detrás de otras, pero que en ningún caso, eso le quitará el valor que como persona única tiene su vida en este momento de la historia que le ha tocado vivir.
¡Y será feliz!
Si te ocurren cosas parecidas a las que he descrito al comienzo de este artículo y tal vez recuerdes que en tu infancia te faltó sentir esa seguridad por parte de tus padres, o tal vez alguien con quién te encontraste en tu vida consiguió hacerte perder esa seguridad, esa alegría, esa autoestima, mayor o menor que en otro momento pudiste haber tenido, sepas que aún tienes la capacidad de recobrarla y poco a poco comenzar a ser el o la protagonista de tu vida. Nada está perdido, pero haz de ponerse a ello, haz de comenzar a tomar decisiones sobre ti mismo, aunque las primeras sean sencillas y parezcan que tienen poca trascendencia.


Aquí van algunos sencillos consejos.

  1. Comienza a hacer pequeñas elecciones por ti mismo sobre aspectos y situaciones de tu vida.
  2. Encuentra, identifica situaciones en las que busques la aprobación de alguien para ir desterrandolas de tu conducta.
  3. Identifica cosas positivas de ti mismo. No te compares con nadie, pero busca y encuentra cosas bellas en ti (en todos los sentidos y en todas las facetas).
  4. Comienza a opinar sin buscar aprobación. Simplemente, porque no necesitas que nadie apruebe ni tu conducta ni tus opiniones, porque son tan válidas como las de cualquiera.


Por: Pedro Alonso Cabrera (Psicólogo de Las Palmas de Gran Canaria) 




No hay comentarios:

Publicar un comentario