DIAFREO


El término Diafreo proviene del griego y significa abrir, separar, dejando pasar. 
Es un método que tiene en cuenta la interrelación entre el cuerpo y la psique.

Tenemos todos, salvo alguna excepción, los mismos músculos y los mismos huesos. Sin embargo las formas de nuestros cuerpos son muy diferentes.
Es que la forma de nuestro cuerpo y nuestra actitud corporal dicen mucho sobre nuestra historia. Se han ido moldeando según las diferentes respuestas que cada uno/a de nosotros/as ha generado en el proceso de adaptación y de supervivencia, física y psíquica, al medio social y familiar en el que nos ha tocado vivir.

Nos hemos adaptado:
- Bloqueando algunas zonas de nuestro cuerpo
- Aprendiendo a inhibir ciertas respuestas
- Aislando informaciones conflictivas, que nuestros sentidos nos enviaban
- Cambiando sutilmente una postura, para no sentir más un dolor físico

El precio ha sido:
- La pérdida de la espontaneidad
- La pérdida de nuestra capacidad de respuesta
- La pérdida de la conexión a ciertas áreas de nuestra memoria
- La pérdida de flexibilidad y de ciertos movimientos


Originando todo ello una pérdida, mayor o menor, 
según nuestra historia, 
de parte de nuestra identidad, (la identidad integral).


En Diafreo se busca la armonización integral de la persona. Tomando como base un trabajo corporal, buscando recuperar, mediante la liberación de las tensiones y la conciencia corporal, cada parte de nuestro cuerpo. Liberando las experiencias y expresiones guardadas en las memorias corporales, pretendemos recuperar, además de la salud, los fragmentos de nuestra identidad hipotecada.

TERAPIA CORPORAL DE INTEGRACIÓN
Diafreo-terapia un nuevo enfoque del ser humano

El ser humano se mueve fundamentalmente desde tres instancias: corporal, emocional y mental.
Cuando hay una coherencia entre lo que sentimos, pensamos y expresamos, estamos en armonía.

Podemos decir que así se experimenta la vida en forma de espiral, porque al acabar una experiencia uno se ha enriquecido, y por lo tanto no se encuentra en el mismo punto que al iniciarla.

Es vivir el presente desde la espontaneidad, lo propio, con el espíritu del aventurero, pisando y descubriendo a cada paso terreno nuevo.

Pero puede darse el caso que una persona se sienta bloqueada e incapaz de resolver una situación en el presente. En este caso la persona entra en el estrés crónico y continuo. Cuando esta situación se da, el cuerpo reacciona aumentando la actividad de la musculatura, del corazón y de la respiración. En cambio otros sistemas se deprimen; se puede perder el apetito, la libido (entendida en un sentido amplio) y padecer insomnio. Podemos decir, que el organismo, como conjunto, se alterará y quedará en alerta.

Se instala una lucha interna entre lo querido y lo debido, entre lo espontáneo y lo impuesto.

Las endorfinas anestesian el dolor muscular y, en parte, nos protegen de aquellas sensaciones corporales que están asociados a determinados sentimientos, así como imágenes, recuerdos y pensamientos, que se enlazan con experiencias dolorosas de nuestra vida.
El precio que pagamos es el de sentir un poco menos, pero lo que no percibimos tampoco nos falta.

El cuerpo pierde sus formas armónicas, pierde flexibilidad, fijándose en una actitud corporal determinada, debido a las contracciones de la musculatura motriz y/o lisa que afectan al diafragma y en consecuencia a la respiración que ya no puede hacerse con amplitud y relajadamente.

Una vez que las contracciones quedan fijadas, el cuerpo para mantenerse en equilibrio debe hacerlo con un sistema de fuerzas y contra-fuerzas, que le llevan a tener que compensar, lo cual conlleva un desgaste desmesurado del organismo. Ya no es posible experimentar la vida en forma de espiral, entramos en un círculo cerrado de repetición, hasta derivar en un desequilibrio físico y/o psíquico que con el tiempo puede manifestarse en forma de una determinada patología.


En definitiva es la búsqueda del equilibrio y de la armonía corporal, emocional y energética. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario